56. Roma ‘nos roba’ la identidad y las palabras

Cómo el Catolicismo Romano está apropiándose y transformando la genética del vocabulario evangélico con el “caballo de Troya” del “catolicismo evangélico”.

08 DE ABRIL DE 2013

“El principio de la sabiduría es la definición de las palabras” (Sócrates). Si se define una palabra de una cierta forma se hacen afirmaciones sobre una realidad. Nuestra cultura postmoderna nos ha movido a llegar a un acuerdo con el hecho de que las palabras no tienen significados estables sino que existen en un flujo que las conduce en un sentido o en otro, dependiendo de los intereses de sus usuarios. Esta es la situación actual de la palabra “Evangélico”.

BREVE HISTORIA DE LA PALABRA “EVANGÉLICO”
Hubo un tiempo en el cual la palabra “Evangélico” quería decir algo parecido a esto: Bíblicamente, era definida en torno al “Evangel” (es decir, el Evangelio) ya que es verdaderamente testigo de la Escritura.

Históricamente, se la ha relacionado con la Reforma Protestante del siglo XVI y con los avivamientos evangélicos de los siglos posteriores.

Doctrinalmente, ha apuntado a la ortodoxia cristiana, que se centra en el principio formal de la autoridad bíblica ( Sola Escritura ) y el principio material de la justificación sólo por la fe ( Sola gratia and Sola Fide ). Experiencialmente, se dio la mayor importancia a la necesidad de la conversión personal como resultado de una vida transformada. Religiosamente, se ha distinguido (con frecuencia en contraposición a) el Catolicismo Romano, la Ortodoxia Oriental y el Liberalismo.

De John Wycliffe ( doctor evangelicus ) a Carl Henry, de Martin Lutero a John Stott, del pietismo al Movimiento de Lausana, ha habido un significado definido vagamente, aunque compartido de la palabra, que también fue aceptado por lo no evangélicos.

Es verdad que los evangélicos siempre han discutido los detalles minuciosos de lo que la palabra Evangélico significa realmente, con sus pros y contras. Existen estanterías enteras de libros dedicados a estos debates importantes, a veces incluso feroces. Sin embargo, la palabra ha conservado un significado bastante estable que ha fomentado una identidad común y un sentido de pertenencia, describiendo bien una “familia cristiana” a lo largo de los siglos y en nuestro mundo global.

Ahora estamos presenciando un nuevo intento de dar un golpe de manivela a la palabra “Evangélico” con el fin de proporcionarle un significado totalmente diferente.

“CATOLICISMO EVANGÉLICO”, MODIFICANDO LOS GENES
El reciente libro de George Weigel, “Evangelical Catholicism” (Catolicismo Evangélico), (New York: Basic Books, 2013) es una tentativa inteligente de rediseñar esta palabra mediante los siguientes pasos: pasar por alto su enfoque bíblico, cortar sus raíces históricas y sustituirlas por otras, cambiar su punto de vista doctrinal, sustentar y enseñar su “ethos” de forma diferente a lo experimentado antes y renegociar su uso religioso. Dicho de otra forma, esto es una modificación genética de una palabra.

La tesis básica del libro es que el Catolicismo Evangélico (EC, por sus siglas en inglés) es un calificador del catolicismo romano actual tal como surgió del magisterio del Papa León XIII (1878-1903), se expuso en el Vaticano II (1962-1965), encontró su campeón en Juan Pablo II (1978-2005), y fue reforzado de nuevo por Benedicto XVI (2005-2013).

Es un nuevo concepto de la palabra “Evangélico”. Mientras que los eruditos anteriores se referían a este tiempo de la historia católica como marcada por el “ressourcement” (es decir, una nueva apropiación: La Escritura y la Tradición) y el “aggiornamento” (o sea, la actualización del enfoque, no de la doctrina), Weigel lo llama “Catolicismo Evangélico”.

Según Weigel, Evangélico es un adjetivo calificativo, no un nombre. El nombre que lleva el “grueso” del significado es Catolicismo. Curiosamente, lo que solía denominarse “Catolicismo Romano” ahora se ha acortado y es “Catolicismo” solo.

Todos los elementos romanos del Catolicismo Romano son, sin embargo, parte de este “catolicismo evangélico”: los sacramentos, la mariología, la jerarquía, las tradiciones, el papado, las devociones, etc. A este “Catolicismo” Weigel le añade el adjetivo “Evangélico” el cual se refiere fundamentalmente a la profundidad de las convicciones y a la pasión por darlas a conocer.

El EC es un completo y mundial Catolicismo Romano practicado con fuerte ímpetu y con celo misionero. Catolicismo es el “hardware” doctrinal e institucional, mientras que “Evangélico” es el “software” sociológico y psicológico. En definitiva consideran que la doctrina permanece profundamente Católico Romana, pero al estado de ánimo espiritual se le llama Evangélico.

LA PUNTA DEL ICEBERG
Pero esta importante modificación genética que rodea la palabra “Evangélico” es solamente la punta del iceberg de un plan más extenso. Todo el libro refleja la continua tentativa para cambiar el significado de las palabras que históricamente han pertenecido al vocabulario Evangélico. “Conversión”, “evangelización” y “misión” son algunos de los ejemplos.

Tomemos el término conversión, por ejemplo. Esta palabra acostumbraba a ser el lema de los testigos evangélicos. Los evangélicos la utilizaban para señalar el momento en que pasaban de “no” ser convertidos al momento en que “quedaban” convertidos y creían. De acuerdo con EC la “conversión” es un proceso en curso en lugar de una experiencia de una vez por todas. Estamos en una necesidad permanente de ser convertidos y esto encaja con el punto de vista católico romano “sacramental” de la vida cristiana por el cual dependemos de los sacramentos de la iglesia desde el principio al fin.

EC desmonta el significado genuinamente Evangélico de la palabra conversión y la reconstruye diciendo que es un proceso de toda la vida que ocurre plenamente en el sistema sacramental de la Iglesia Católico Romana. Nosotros usamos la misma palabra pero significa cosas diferentes.

Algunos evangélicos puede que crean engañados que EC es Evangélico en el sentido teológico e histórico, pero no lo es. Es puro catolicismo romano que toma el celo “Evangélico” psicológico y sociológico y lo incorpora a la fe católico romana tradicional.

EC es un “trasplante de cerebro” de la palabra “Evangélico” y va dirigido a hacer una nueva programación radical. Implica que el antiguo uso no puede valer por sí mismo y tiene sentido sólo si está unido al Catolicismo Romano. Por supuesto, actuamos en un mundo de palabras de libre mercado y es perfectamente legítimo que los grupos de presión traten de cambiar el significado de los vocablos. Nadie puede reclamar que las palabras sean de su propiedad, pero todo el mundo debería sentirse afectado cuando un plan tan radicalmente revisionista es puesto en acción.

Empezamos con Sócrates y terminamos con Virgilio. En la Eneida se nos dice como los griegos capturaron la ciudad de Troya después de un largo pero infructuoso asedio.

La historia del caballo de Troya nos enseña como lo que parecía que iba a ser una victoria resultó ser una devastadora derrota. EC puede aparecer como un proyecto amistoso evangélicamente y podemos desear darle la bienvenida. En realidad es un valiente intento desde el punto de vista intelectual para redefinir lo que Evangélico significa, manteniendo la misma ortografía pero dándole una significación católica. Es un mundo totalmente diferente.

Traducción: Rosa Gubianas

55. La luna del Vaticano es de miel… de momento

01 DE ABRIL DE 2013

La luna de miel es ese tiempo especial cuando dos recién casados viven su relación sentimental formalizada, o sea, un tiempo romántico y encantador. Durante este tiempo, cada miembro de la pareja únicamente percibe y realza los mejores rasgos del amado, pero no ve los defectos.

Las lunas de miel, por lo general, duran un corto período de tiempo al que le siguen unas apreciaciones más realistas y críticas con el otro.

Es interesante observar es lo que ocurre en la vida pública. En nuestra cultura de famosos, las lunas de miel con figuras globales acostumbran a ser frecuentes y apasionadas. Una vez que una persona es elegida para un cargo importante, la opinión pública tiende a empezar un “affaire” con la nueva y poderosa figura, seleccionando y alabando todos sus méritos y pasando por alto el resto de aspectos menos positivos, al menos al principio.

Esto es lo que está sucediendo con el Papa Francisco después de su elección al papado. Está produciéndose una luna de miel global. Entre las múltiples facetas de la misma (p. e., en círculos católicos internos o en círculos ecuménicos), hay dos puntos de vista primordiales que son dignos de consideración.

LA LUNA DE MIEL SECULAR
Los comentarios de la prensa internacional han sido muy generosos, por no decir entusiastas, hasta ahora.

La imagen de Francisco se percibió como “real”, “con los pies en el suelo”, “personal”, “humilde”; algo muy diferente con la regia arrogancia de los papas más tradicionales.

Sus referencias al cuidado del medio ambiente, la pobreza y la ternura fueron sumamente alabadas y entendidas como muy políticamente correctas. Su insistencia en “la misericordia” se comprendió como una puerta abierta a los diferentes estilos de vida sexuales y a las elecciones morales, alejándose de una actitud crítica por parte de la iglesia. Su disposición a mezclarse entre la gente y su comportamiento relajado por lo que al protocolo se refiere, se consideraron como pruebas de su deseo de identificarse con las personas normales y de vida corriente.

La prensa internacional decidió evitar y considerar irrelevante la relación del Cardenal Bergoglio con el pasado político argentino. No se efectuó ninguna investigación adicional concerniente a los “oscuros” años de los regímenes totalitarios y al papel de la Iglesia Católica en la América Latina.

Su fuerte postura contra los matrimonios homosexuales en su país se olvidó. Sus posiciones más bien conservadoras en los temas morales, sencillamente se pasaron por alto.

A diferencia de su predecesor, que era un teólogo público con varios libros editados, el Papa Bergoglio no tiene ningún récord de ser un “maitre-à-penser” católico.

Las personas que conocen a todo su “staff” dicen que el papa Francisco está en la misma página que Benedicto XVI en lo que se refiere a defender la tradicional posición de la Iglesia Católica en estas áreas. A pesar de todo, la prensa secular se enamoró de Francisco.

¿Por qué?

Puede que exista una explicación sociológica a este problema. En este tiempo marcado por una crisis social, una ruptura cultural y una incertidumbre económica, la gente está ansiosa por encontrar a alguien que le inspire confianza y le infunda esperanza.

Alguien que sea poderoso pero que, no obstante, dé la impresión que está en el mismo barco que nosotros. Una figura paternal positiva que pueda hablar palabras sencillas de amor y repartir caricias psicológicas.

Alguien que pueda identificarse con la gente, enviando el mensaje de “Yo estoy con vosotros”, luchando con los mismos retos y ayudando a todos a superarlos. Un “mesías” seglar que proclama un “evangelio suave” de compasión y capacidad de recuperación.

En sus primeros días como Papa, el Papa Francisco ha cumplido con las expectativas; al mundo laico le disgusta enormemente “la” Iglesia pero ama al Papa célebre. ¿Qué va a pasar cuando empiece a pronunciar las “duras” palabras de la Iglesia Católica?La ironía de todo esto es que el cínico, suspicaz y desencantado mundo moderno fue re-encantado por un hombre que usa el nombre de un santo profundamente religioso, medieval y primitivo.

LA LUNA DE MIEL EVANGÉLICA
Los comentarios procedentes del mundo evangélico también estuvieron marcados por la actitud de luna de miel. Las declaraciones oficiales y las redes sociales emitieron reacciones entusiásticas tras su elección. “Hombre de Dios”, “amigo de Jesús”, “hombre de oración” … fueron algunos de los comentarios más comunes.

Francisco también fue aclamado como el nuevo héroe nacional o incluso continental del que sentirse orgulloso, el nuevo Diego Armando Maradona (de mi generación) u otro Lionel Messi, es decir, un hombre que personifica las expectativas de una nación entera, alguien con quien el pueblo evangélico también desea identificarse.

Con el debido respeto, la idea de un hombre de Dios cristocéntrico orando a María y a los santos, inclinándose ante un icono y encomendándose él mismo y su auditorio al cuidado de María, es difícil de aceptar desde un punto de vista evangélico.

Y esto fue exactamente lo que el papa Francisco hizo el primer día de su papado. Nadie niega la profunda espiritualidad de Francisco ni su piadosa devoción. El problema radica en el discernimiento evangélico que tiende a seleccionar unos pocos aspectos aparentemente positivos y olvida los negativos. El resultado es una imagen truncada en el mejor de los casos y una evaluación falsa en el peor de ellos.

El movimiento evangélico global no tiene celebridades que puedan compararse con las provenientes del mundo de la música, del deporte y de la política. El papa Francisco aparentemente llena este vacío. A diferencia de su cerebral predecesor, sabe como hablar al corazón; sabe como abrazar a la gente.

Los comentarios evangélicos están en gran parte basados en anteriores relaciones personales con el antiguo Cardenal Bergoglio. Una vez más, nadie duda ni por un momento, de la integridad y de la cordialidad del Papa, pero al hombre nunca puede separársele de su papel y su lealtad a su misión jesuita, la cual ahora también es papal.

La orden jesuita fue fundada en 1534 por Ignacio de Loyola y en su turbulenta historia siempre han estado comprometidos como “soldados” del Papa con el fin de luchar contra la herejía (protestante) y promover la misión católica en el mundo.

Francisco es el primer jesuita que llega a ser Papa y el tiempo dirá hasta que punto su papado será jesuítico, especialmente en América Latina donde la frontera evangélico-católica se está desplazando. ¿Será capaz el Papa Jesuita de detener la expansión evangélica? ¿Conseguirá llevar de vuelta a sus fieles al redil católico? ¿Podrá embelesar a los evangélicos con sus modales sin cambiar los puntos doctrinales que están en controversia? ¿Continuará siendo la doctrina bíblica un tema para los evangélicos cuando tratan con la Iglesia Católico Romana al más alto nivel?

Cualquiera que sea consciente de la historia debería considerar cuidadosamente estas cuestiones. Seguramente el Espíritu es capaz de obrar milagros incluso en las instituciones tradicionales, pero la Biblia nos advierte que no nos olvidemos de la historia. Las relaciones personales son importantes, pero el discernimiento bíblico es superior. Exige conciencia teológica, atención histórica y vigilancia espiritual.

La luna de miel con el Papa Francisco continúa. Sin embargo, el talante de la opinión pública puede cambiar de repente cuando la misión completa del Papa sea expuesta y visible de forma completa.

Lo que parecía ser un matrimonio prometedor puede convertirse en un doloroso divorcio.

En cuanto a los cristianos que están experimentando la luna de miel, será conveniente que no olviden la advertencia de Jesús de no dejar el “primer amor” (Apocalipsis 2:4) y que ésta sea un recordatorio constante de la necesidad de amar y seguir a Cristo y sólo a Cristo.

Traducción: Rosa Gubianas

54. Tres tareas del papa Francisco

En su primer discurso la figura más citada fue la Virgen María a quien se encomendó. Su primera cita su primer día de papado fue la basílica mariana de Sta. Mª la Mayor para pedir a María guía y ayuda.

24 DE MARZO DE 2013

La elección del Cardenal Bergoglio al papado responde a tres asuntos fundamentales que el cónclave consideró que era necesario abordar. Estos argumentos ayudaron a dibujar el perfil del nuevo Papa y el Cardenal Bergoglio encajaba en el mismo.

En su primer y corto discurso frente a la multitud que le aplaudía en la Plaza de San Pedro, la figura más citada fue la de la Virgen María a quien se encomendó él y su predecesor.

Su primera cita en su primer día de papado fue una visita a la basílica mariana de Sta. María la Mayor de Roma para pedir a María su guía y su ayuda. Una manera más jesuítica que franciscana de empezar un papado.

LA TAREA TRANSICIONAL
Nadie en la curia dirá nunca que el reinado de Benedicto XVI fue un fracaso. Sin embargo, la impresión es que la elección del Papa Bergoglio es un reconocimiento implícito de que el papado anterior no logró todo lo que de él se esperaba, especialmente en lo referente al principal punto de la agenda, es decir, las relaciones con el Occidente laico. Tras ocho años de reinado de Benedicto, el Occidente secular se ha vuelto más distante de la Iglesia y también más crítico con la misma. Además, la Iglesia curial ha dado el más pobre resultado en términos de falta de normas cristianas. Por consiguiente, la Iglesia necesitaba un Papa diferente.

Entre el tradicional y todavía secularizado Occidente y el vibrante, aunque todavía “joven”, Sur Global, el cónclave ha escogido la clásica “via media”, o “camino del medio”.

El Papa Bergoglio nació en Argentina en el seno de una familia italiana. Es latino americano pero con orígenes europeos. Encarna la transición entre el “establishment” occidental y el fervor de los habitantes del Sur. Tal vez el cónclave creyó que si elegía a un Papa africano o asiático habría resultado un tramo demasiado largo e injustificado. Por otra parte, adherirse a otro Papa europeo habría sido demasiado de un movimiento geopolítico conservador que la Iglesia no puede soportar. El Papa Bergoglio es una figura intermedia. Diferente pero no extraña. Parecida pero no es una réplica.

También es una figura de transición en cuanto a su edad(76 años). No es un Papa “joven” con la expectativa de un papado largo, ni es tampoco un Papa “anciano” con poco tiempo por delante. Su papado pondrá a prueba la voluntad de la Iglesia de Roma
de ir más allá de la posición inmovilista de los años recientes, pero puede que no tenga el tiempo suficiente para ver realizados los cambios. El cónclave no encomienda largos papados a la Iglesia Católica (como el de Juan Pablo II), pero en cambio ha optado por mantener el futuro a la vista, a la espera de ver como se desarrollará este papado. Al mismo tiempo la jerarquía se reserva el derecho de hacer cambios si lo considera necesario.

Al Papa Bergoglio se le presenta como un “outsider”, pero en realidad no lo es. Apoyado por el Cardenal Martini, Bergoglio fue finalista en el cónclave de 2005, en el que Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI. Es bien conocido por los cardenales y fue aparentemente considerado “fiable” por el cónclave.

En la lista de los principales candidatos antes del cónclave estaba el brasileño Scherer, otra figura transicional. A Scherer, no obstante, se le percibía al parecer muy implicado en la política de la curia romana para ser capaz de liberarse de sus maniobras. Bergoglio está integrado pero no está vinculado corporativamente con el mundo curial.

LA TAREA APOLOGÉTICA
El nombre escogido por el Papa Jesuita es Francisco. Mencionó que Francisco es una referencia a Francisco de Asís (1181-1226). La prensa internacional acentuó mucho este simbolismo franciscano y, por lo visto, le gustó. Aparentemente combinará la agudeza jesuita con el énfasis en la pobreza y la austeridad. Esta decisión tiene que ver con la voluntad de marcar una transición apologética tratando de conquistar el mundo moderno.

Ratzinger se dirigió al mismo dando conferencias como un profesor, pero a Occidente no le gustan los maestros individualistas y verticalistas. Ratzinger argumentaba sus posiciones de una forma muy hábil e intelectual, pero Occidente prefiere las celebridades que puedan encender su imaginación. Ratzinger denunciaba el relativismo moral de nuestros días, pero a Occidente no le gusta la gente que no practica lo “políticamente correcto” de aceptarlo todo. La estrategia de Ratzinger terminó en inmovilismo.

El Papa Francisco comenzó su papado con un estilo apologético muy diferente. Accesible, normal, corriente, le gusta estar con la gente, hablar su lenguaje y hacer su mensaje sencillo. Ratzinger subrayaba “la fe y la razón”, en cambio Francisco es probable que ponga el énfasis en “la misericordia y la sencillez”. Ratzinger se dirigía a Occidente como teólogo; Francisco es posible que insista en la humanidad común de todos. La diferencia es significativa.

¿Llegará la Iglesia a ser pobre y mansa? ¿Dará prioridad a un estilo de vida más sencillo? ¿Pondrá un mayor énfasis en sus labores espirituales que en sus intereses seglares?

Una cosa que debe recordarse es que Francisco de Asís no quería reformar toda la Iglesia, sino que deseaba obtener el derecho, por parte de la iglesia oficial, de vivir en la pobreza con su círculo de amigos. Anhelaba un lugar apropiado para proseguir con sus ideales evangélicos, dejando intacto el aparato de la iglesia imperial. La Iglesia de su tiempo le dio de buena gana lo que quería porque no se sentía amenazada por él.

Veremos si el Papa Francisco conseguirá que la pobreza evangélica deje de ser un lugar de unos pocos idealistas y se convierta en el estándar de la Iglesia mundial. Si es éste el caso, tendrá que examinar a Pedro Valdo (1140-1218) a quien le gustaba que Francisco practicara la pobreza evangélica, pero desafió a la iglesia oficial a hacer lo mismo. Francisco fue integrado y Valdo fue perseguido.

LA TAREA GEOPOLÍTICA
Un pensamiento final sobre el significado geopolítico de la elección. El Papa Bergoglio viene de un país donde, en las últimas décadas, el statu quo secular , que vio el catolicismo romano siendo la religión dominante, ha sido sacudido por el crecimiento de las iglesias evangélicas y nuevos movimientos religiosos de varias clases.

Este fenómeno diseña una nueva geografía espiritual del país. Lo mismo puede decirse de otros países latinoamericanos. Es interesante que la Iglesia Católica elija un Papa procedente de América Latina y le encomiende la misión de supervisar y presidir este espacio religioso continental que ha llegado a ser diluido por no decir débil. La respuesta tradicional al crecimiento numérico de los evangélicos ha sido etiquetarlos como “sectas” y “cultos”, pero este enfoque despectivo no detiene a los millones de personas que abandonan la Iglesia Católica. Ahora, el mismo Papa estará directamente implicado en rescatar el continente.

Algo importante está sucediendo en América Latina y el riesgo de perder el continente hizo que se considerara la necesidad de encauzarlo al más alto nivel.

El Papa Francisco es una figura de transición. El tiempo demostrará de qué forma será latinoamericano, curial, jesuita y franciscano.

Traducción: Rosa Gubianas

55. O lună papală de miere … Pînă cînd?

Dosarele Vatican nr. 55 – Leonardo De Chirico

O lună de miere este un timp special în care doi iubiţi îşi trăiesc nou stabilita relaţie într-un mod sentimental, i.e. romantic şi fermecător. În astfel de perioade, un partener nu percepe şi subliniază decît cele mai bune trăsături ale celui iubit, dar nu vede defectele. Lunile de miere, în general, durează un timp scurt şi sînt urmate de aprecieri mult mai realistice şi critice ale celuilalt.

Este interesant de remarcat ceea ce se întîmplă în domeniul public. În cultura noastră a celebrităţii, lunile de miere ale figurilor globale sînt frecvente şi pasionate. Odată ce o persoană este aleasă într-o poziţie importantă, opinia publică tinde să înceapă o „aventură” cu noua figură puternică, selectînd şi lăudînd toate meritele sale şi trecînd cu vederea restul, cel puţin la început. Aceasta este ceea ce s-a întîmplat cu Papa Francisc după alegerea sa în scaunul papal. O lună globală de miere este în desfăşurare. Printre multele faţete ale acesteia (de exemplu în cercurile catolice interioare, în cercurile ecumenice), două unghiuri principale sînt demne de luat în considerare.

Luna seculară de miere

Comentariile din presa internaţională au fost foarte generoase pînă acum, dacă nu chiar entuziaste. Imaginea lui Francisc a fost percepută ca „reală”, „cu picioarele pe pămînt”, „personală”, „nebănuitoare”, foarte diferită de o aroganţă „regală” a papilor mai tradiţionali. Referinţele sale la preocuparea pentru mediul înconjurător, sărăcie şi sensibilitate au fost foarte lăudate şi înţelese ca fiind foarte corecte politic. Insistenţa sa asupra „milei” a fost înţeleasă ca o uşă deschisă spre diferite orientări sexuale şi alegeri morale, îndepărtîndu-se de o atitudine de judecată din partea bisericii. Dorinţa sa de a fi printre oameni şi comportamentul său relaxat din punctul de vedere al protocoalelor au fost văzute ca dovezi ale dorinţei sale de a fi identificat cu oamenii obişnuiţi din viaţa obişnuită.

Presa internaţională a decis să ignore şi să considere irelevantă relaţia cardinalului Bergoglio cu trecutul politic argentinian. Nu a mai fost desfăşurată nicio investigaţie suplimentară de presă privitoare la anii „întunecaţi” ai regimurilor totalitare şi la rolul Bisericii catolice în America latină. Poziţia sa puternică împotriva căsătoriilor homosexuale în ţara sa a fost uitată. Poziţiile sale mai degrabă conservatoare asupra chestiunilor morale au fost pur şi simplu trecute cu vederea. Spre deosebire de predecesorul său, care a fost un teolog publicat şi public, Papa Bergoglio nu are o istorie ca un maitre-à-penser catolic. Cei care cunosc întregul său personal afirmă că Papa Francisc se află în aceeaşi direcţie cu Benedict al XVI-lea în apărarea poziţiei tradiţionale a Bisericii catolice în aceste domenii. Cu toate acestea, presa seculară s-a îndrăgostit de Francisc. De ce?

Ar putea exista o explicaţie sociologică a acestui fenomen. În acest timp marcat de criză socială, distrugere culturală şi nesiguranţă economică, oamenii sînt dornici să găsească pe cineva care insipiră încredere şi insuflă speranţă. Cineva puternic, dar care, cu toate acestea, dă impresia că este cu noi în aceeaşi barcă. O figură parentală pozitivă care poate rosti cuvinte simple de iubire şi oferi mîngîiere psihologică. Cineva care se poate identifica cu oamenii, trimiţîndu-le mesajul „Sînt cu voi”, luptîndu-se cu aceleaşi provocări şi ajutînd pe fiecare să le învingă. Un „mesia” secular care proclamă o „Evanghelie uşoară” a compasiunii şi a curajului. În primele zile ca Papă, Papa Francisc a împlinit aşteptările. Lumea seculară dispreţuieşte puternic biserica, dar îl iubeşte pe Papa celebrităţii. Ce se va întîmpla cînd va începe să rostească afirmaţiile „dure” ale Bisericii catolice? Ironia tuturor acestor lucruri este că lumea modernă cinică, suspicioasă şi des-fermecată a fost re-fermecată de un om folosind numele unui sfânt medieval şi profund religios.

Luna evanghelică de miere

Comentariile din lumea evanghelică au fost marcate de asemenea de o atitudine de lună de miere. Declaraţiile oficiale şi reţelele sociale au transmis reacţii entuziaste la alegerea sa. „Omul lui Dumnezeu”, „prietenul lui Isus”, „om al rugăciunii” … acestea au fost cîteva dintre cele mai întîlnite remarci. Francisc a fost de asemenea aclamat ca noul erou naţional sau chiar continental, noul Diego Armando Maradona (al generaţiei mele) sau un alt Lionel Messi, i.e. un om care întruchipează aşteptările unei întregi naţiuni, cineva cu care şi evanghelicii vor să se identifice.

Cu tot respectul cuvenit, ideea unui om centrat pe Cristos care se roagă Mariei şi sfinţilor, îngenunchiază în faţa unei icoane şi se încredinţează pe sine şi audienţa sa purtării de grijă a Mariei este dificil de acceptat din punct de vedere evanghelic. Însă exact aceasta a făcut Papa Francisc în prima zi a papatului său. Nimeni nu neagă profunda spiritualitate a lui Francisc sau devoţiunea sa evlavioasă. Problema este la discernămîntul evanghelic care tinde să selecteze cîteva aspecte aparent pozitive şi să le uite pe cele negative. Rezultatul este în cel mai bun caz o imagine trunchiată, o judecată falsă în cel mai rău caz.

Mişcarea evanghelică globală nu are celebrităţi care se pot compara cu cele care izvorăsc din lumea muzicii, a sportului sau a politicii. Papa Francisc a umplut, se pare, golul. Spre deosebire de cerebralul său predecesor, acesta ştie cum să vorbească inimii. Ştie cum să îmbrăţişeze oamenii.

Comentariile evanghelice s-au bazat în mare parte pe interacţiuni personale trecute cu fostul cardinal Bergoglio. Din nou, nimeni nu pune pentru un moment la îndoială integritatea şi căldura Papei, dar omul nu poate fi separat niciodată de rolul său şi de loialitatea sa faţă de misiunea iezuită, care acum este de asemenea papală. Iezuiţii au luat fiinţă în 1534 prin Ignatius de Loyola şi în tumultoasa lor istorie au fost întotdeauna consacraţi pentru a sluji ca „soldaţi” ai Papei cu scopul de a lupta împotriva ereziei (protestante) şi de a promova misiunea catolică în lume. Francisc este primul iezuit care a devenit Papă şi timpul va spune cît de iezuit va fi papatul său, în special în America latină unde graniţa evanghelico-catolică este în mişcare. Va fi în stare iezuitul Papă să stopeze expansiunea evanghelică? Va reuşi să îi aducă înapoi în staulul catolic? Va putea să îi încînte pe evanghelici cu comportamentul său fără a schimba punctele doctrinare de controversă? Va rămîne doctrina biblică un aspect pentru evanghelici în confruntarea la cel mai înalt nivel cu Biserica catolică?

Toţi cei care cunosc istoria ar trebui să se gîndească în mod serios la aceste întrebări. Duhul este cu adevărat capabil de a face minuni chiar şi în instituţiile tradiţionale, dar Biblia ne avertizează să nu uităm istoria. Relaţiile personale sînt importante, dar discernămîntul biblic este mai mare decît acestea. El cheamă la conştienţă teologică, vigilenţă istorică şi atenţie spirituală.

Luna papală cu Papa Francisc continuă. Cu toate acestea, dispoziţia opiniei publice se poate brusc schimba atunci cînd misiunea deplină a Papei este pusă în desfăşurare. Ceea ce părea a fi o căsnicie promiţătoare s-ar putea transforma într-un divorţ dureros. În ce priveşte creştinii care experimentează această lună de miere, fie ca avertismentul de a nu-şi uita „dragostea dintîi” (Apocalipsa 2:4) pentru Isus să fie o amintire constantă a nevoii de a-L iubi şi urma pe Cristos şi numai pe Cristos.

Leonardo De Chirico este unul dintre cei mai importanţi şi activi teologi evanghelici din Italia, director adjunct al Istituto di Formazione Evangelica e Documentazione din Padova şi director al Centrului de studii de etică şi bioetică al aceluiaşi institut. Este doctor în teologie al King’s College din Londra, cu o teză publicată sub titlul „Evangelical Theological Perspectives on post-Vatican II Roman Catholicism”, Frankfurt-Oxford, Peter Lang 2003. În acelaşi timp, este vice-preşedintele Alianţei Evanghelice Italiene şi membru în Comisia socio-politică a Alianţei Evanghelice Europene.

Traducere: Otniel-Laurean Vereş
Text tradus și publicat cu permisiunea autorului.

54. Cele trei sarcini ale Papei Francisc

Dosarele Vatican nr. 54  – Leonardo De Chirico

Alegerea cardinalului Bergoglio ca papă răspunde la trei preocupări pe care conclavul le-a simţit necesare. Aceste preocupări au ajutat la schiţarea profilului noului Papă, în care cardinalul Bergoglio s-a încadrat.

Sarcina tranziţională

Nimeni din curia catolică nu va spune că papatul lui Benedict al XVI-lea a fost un eşec. Cu toate acestea, impresia este că alegerea Papei Bergoglio e o acceptare implicită a faptului că papatul anterior a reuşit mai puţin decît se aştepta, în special în ce priveşte punctul principal al agendei sale, i.e. relaţia cu occidentul secular. După opt ani de papat al lui Benedict, occidentul secular a devenit mai distant faţă de Biserică şi critic faţă de aceasta. Mai mult, Biserica a oferit cea mai slabă performanţă în termenii lipsei standardelor creştine. Biserica avea nevoie, prin urmare, de un Papă diferit.

Între tradiţionalul, dar secularizatul occident şi vibrantul, dar încă „tînărul” sud global, conclavul a ales clasica „via media” sau „calea de mijloc”. Papa Bergoglio este un argentinian născut într-o familie italiană. Este un latino-american, însă cu un fundal european. Întruchipează tranziţia între stabilimentul occidental şi fervoarea sudică. Probabil conclavul s-a gîndit că alegerea unui Papă african sau asiatic ar fi fost o manevră prea mare sau lipsită de garanţii. Pe de altă parte, aşezarea unui alt Papă european ar fi fost o mişcare prea conservatoare geo-politic, pe care Biserica nu ar putea-o purta. Papa Bergoglio este o figură de mijloc. Diferit, dar nu atît de străin. Similar, dar nu o copie.

El este, de asemenea, o figură tranziţională în termenii vîrstei sale (76). Nu este un Papă „tînăr” de la care se aşteaptă un papat îndelungat. Nici nu este un Papă „bătrîn” care nu mai are mult timp în faţă. Papatul său va testa disponibilitatea Bisericii Romei de a trece dincolo de poziţia pasivă a anilor recenţi, însă probabil nu va avea suficient timp pentru a vedea schimbările implementate. Conclavul nu a încredinţat Biserica Catolică unui papat îndelungat (asemenea celui al lui Ioan Paul al II-lea), ci a optat în schimb să menţină viitorul în vizor, aşteptînd să vadă desfăşurarea acestui papat. Între timp, ierarhia îşi va menţine dreptul de a face schimbări dacă le va considera necesare.

Papa Bergoglio este prezentat ca un venit din afară, dar nu este. Susţinut de cardinalul Martini, Bergoglio a fost finalistul conclavului din 2005 în care Ratzinger a devenit Benedict al XVI-lea. Este bine cunoscut cardinalilor şi a fost, din cîte se pare, considerat „demn de încredere” de către conclav. În lista de frunte a candidaţilor, dinaintea conclavului, se afla brazilianul Scherer, o altă figură tranziţională. Cu toate acestea, Scherer era perceput, din cîte se pare, ca fiind mult prea implicat în politica curiei romane pentru a fi capabil de a se elibera de manevrele acesteia. Bergoglio este integrat, dar nu organic în lumea curiei.

Sarcina apologetică

Numele ales de Papa iezuit este Francisc. El a menţionat că Francisc este o referinţă la Francisc de Assisi (1181-1226). Presa internaţională a pus un mare accent pe acest simbolism franciscan şi, din cîte se pare, l-a agreat. După cum se pare, el va combina inteligenţa iezuită cu accentul pus pe sărăcie şi cumpătare. Alegerea are de-a face cu disponibilitatea de a marca o tranziţie apologetică în contactul cu lumea modernă. Ratzinger a abordat această problemă într-o modalitate profesorală, dar occidentului nu-i plac învăţătorii detaşaţi, la înălţime. Ratzinger şi-a argumentat atitudinea într-un mod foarte înţelept şi intelectual, dar occidentul caută mai mult celebrităţi care pot aprinde imaginaţia. Ratzinger a denunţat relativismul moral al zilelor noastre, dar occidentului nu-i plac oamenii care nu practică „corectitudinea politică” de a accepta totul. Strategia lui Ratzinger a sfîrşit într-o poziţie pasivă.

Papa Francisc şi-a început papatul cu un stil apologetic foarte diferit. Abordabil, normal, obişnuit, îi place să fie alături de oameni, să vorbească limba lor şi să ofere un mesaj simplu. Ratzinger a subliniat „credinţa şi raţiunea”, din cîte se pare Francis subliniază „mila şi simplitatea”. Ratzinger s-a adresat occidentului ca teolog, Francis se pare că subliniază umanitatea comună tuturor. Diferenţa este semnificativă.

Va deveni Biserica săracă şi umilă? Va da prioritate unui mod de viaţă mai simplu? Va pune un accent mai puternic asupra sarcinilor sale spirituale decît asupra intereselor sale seculare? Un lucru este de reţinut, Francisc de Assisi nu a dorit să reformeze întreaga Biserică, dar a căutat să primească de la biserica oficială dreptul pentru cercul său de prieteni de a trăi în sărăcie. A dorit o nişă pentru a-şi urmări idealurile evanghelice, lăsînd neatins aparatul bisericii imperiale. Biserica timpului său i-a oferit bucuros ceea ce dorea, deoarece nu s-a simţit ameninţată de acesta. Vom vedea dacă Papa Francisc va schimba starea sărăciei evanghelice de la o nişă a cîtorva idealişti la standardul Bisericii globale. Dacă va fi aşa, va trebui să ne uităm la Petru Valdo (1140-1218) care, asemenea lui Francisc, a practicat sărăcia evanghelică, dar a provocat biserica oficială să facă la fel. Francisc a fost integrat, Valdo a fost persecutat.

Sarcina geo-politică

Un gînd final asupra semnificaţiei geo-politice a alegerii. Papa Bergoglio vine dintr-o ţară unde, în decadele recente, status quo-ul secular care a considerat romano-catolicismul ca fiind religia dominantă a fost zguduit de creşterea bisericilor evanghelice şi de noile mişcări religioase de diferite tipuri. Acest fenomen a trasat o nouă geografie spirituală a ţării. Acelaşi lucru poate fi spus de alte ţări latino-americane. Este interesant că Biserica catolică a ales un Papă din America latină, dîndu-i sarcina de a monitoriza şi prezida peste această graniţă religioasă continentală care a devenit fluidă, dacă nu slabă. Răspunsul tradiţional la creşterea numerică a evanghelicilor a fost etichetarea acestora ca „secte” şi „culte”, însă această abordare derogatorie nu a oprit milioane de oameni să părăsească Biserica catolică. Acum, Papa însuşi va fi direct implicat în recîştigarea continentului. Se petrece ceva important în America latină, iar riscul de a pierde continentul a fost considerat necesar de luat în discuţie la cel mai înalt nivel.

Papa Francisc este o figură tranziţională. Timpul va arăta cît de latino-american, cît de curiat, cît de iezuit şi cît de franciscan va fi. În prima sa scurtă cuvîntare în faţa mulţimii care-l aclama în piaţa Sf. Petru, cea mai amintită figură a fost cea a Fecioarei Maria, căreia i s-a încredinţat pe sine şi pe predecesorul său. Primul lucru în prima zi a papatului său a fost vizitarea bazilicii mariane Sf. Maria cea Mare din Roma pentru a se ruga Mariei după călăuzire şi ajutor. Un început de papat mai degrabă iezuit decît franciscan.

Leonardo De Chirico
Roma, 18 martie 2013

53. Papables: breve guía antes del Cónclave

Voces de todo el mundo indican repetidamente que ha llegado el momento para un Papa “negro”.

10 DE MARZO DE 2013

El resultado de un cónclave es impredecible. Tanto si se cree como si no que el Espíritu Santo obra realmente en la elección del pontífice romano, su resultado desafía las previsiones fáciles.

Como un monarca absoluto, el Vaticano no opera normalmente según los procedimientos democráticos. El cónclave, no obstante, es uno de los pocos casos donde cada voto cuenta y la cantidad total de ellos (dos tercios corresponden a la mayoría para las primeras 34 votaciones) determina la historia.

Así que por tanto, hay espacio para las maniobras políticas y las sorpresas.

EL PAPEL DE BENEDICTO XVI
Al haber renunciado al cargo con más de 80 años de edad significa que Benedicto XVI no formará parte del cónclave. Durante el mismo él estará viviendo en Castel Gandolfo, la residencia papal de verano en las colinas que hay en las afueras de Roma. Aunque ausente físicamente, su influencia será poderosa en un par de aspectos.

Primero, como un ex papa vivo su sombra será un factor importante a la hora de determinar la decisión de los cardenales. Lo más probable es que ningún cardenal vote a alguno a quien el actual Papa no hubiese votado. Y también es improbable que el cónclave vaya a elegir a alguien que estuviera radicalmente apartado de la trayectoria de Ratzinger, puesto que él estará cerca durante y después del cónclave.

Después de la elección del nuevo Papa, Benedicto XVI volverá al Vaticano donde vivirá en un antiguo monasterio dentro de los muros del Vaticano. Estará allí y en todo . La cohabitación con el nuevo Papa sugiere que este último será en cierta medida una prolongación del antiguo. Sin votar y sin pronunciar ni una palabra, Benedicto XVI tendrá voz en la próxima elección.

Segundo, su aportación al cónclave es evidente al examinar el hecho de que durante su pontificado ha nombrado casi a la mitad de los 117 electores. La composición del cónclave está formada, en gran medida, por hombres elegidos personalmente por Benedicto XVI en quienes confiaba.

Existen otros dos elementos contrarios entre sí a considerar. Uno es que el cónclave no se celebrará en la atmósfera emocional que sigue generalmente a los funerales del anterior Papa. Será más cerebral que sentimental.

El otro es que, dada la decisión sin precedentes de renunciar, tomada por Benedicto; y la conmoción que ha causado en la curia, el cónclave podría utilizarse como una confrontación en el tablero de damas vaticano. Resulta evidente que el debilitamiento de las condiciones de Ratzinger que le condujeron a su dimisión se aceleró por las luchas internas y las tensiones no resueltas en varios departamentos vaticanos. El cónclave tendrá que decidir que hacer ahora y el resultado podría ser sorprendente. Benedicto se rindió ante esta situación en punto muerto, pero el nuevo Papa tendrá que actuar.

LISTA DE CANDIDATOS
Después de dos Papas no italianos (el polaco Wojtyla y el alemán Ratzinger) ¿ha llegado la hora para un italiano? Si éste es el caso, el Arzobispo de Milán Angelo Scola (72) es el primero y tal vez la única opción. Sin embargo, los candidatos italianos podrían pagar el precio de un posible enfrentamiento. La mayoría de los escándalos recientes (p.e., el Vatileaks y las opacas maniobras financieras del banco Vaticano) tuvieron su origen en la curia romana que está gobernada principalmente por prelados italianos. Además, el Secretario de Estado Tarcisio Bertone (78), también italiano, forma parte de la continua controversia. Por tanto, la pobre actuación de la jerarquía italiana puede dar lugar a dejar a los italianos fuera del juego y tener que esperar el siguiente asalto.

Dos sólidos candidatos “Ratzingerianos” son el Arzobispo de Québec, Marc Ouellet (68) y el Arzobispo de Viena, Christoph Schoenborn (68). El canadiense de habla francesa Ouellet es el Prefecto de la Congregación de Obispos y conoce muy bien la maquinaria vaticana. Su papel en la selección de los nuevos obispos le permitió tener el pulso de la Iglesia en todo el mundo, aunque no es una figura “carismática” en términos weberianos. Schoenborn es un teólogo brillante que denunció algunos de los silencios sobre el escándalo de los abusos sexuales. Su valiente exposición de este tema podría encontrar resistencia en ciertos círculos tradicionales. Si a esto se añade el hecho de que un creciente número de sacerdotes austríacos está tomando posturas críticas sobre el asunto del celibato, puede fracasar su candidatura.

Otro papable dentro del mismo grupo es el Arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan (63). Históricamente, se ha excluido a los candidatos norteamericanos por el simple hecho de que la Iglesia Católico Romana no se sentía cómoda con la idea de tener un Papa procedente de la superpotencia del mundo. Este obstáculo político y emocional debería superarse para dar una oportunidad a Dolan.

Por último, hay tres “outsiders”. Voces de todo el mundo indican repetidamente que ha llegado el momento para un Papa “negro”.

El Cardenal Peter Turkson (65) de Ghana, es el Presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz” y una estrella en ascenso en los círculos vaticanos. Un Papa no occidental aceptaría sin duda la realidad del crecimiento cristiano en el Sur Global y la necesidad de desplazar el eje de la Iglesia hacia allí. Sin embargo, en 2012, Turkson hizo levantar muchas cejas cuando lanzó un documento que evocaba la creación de una agencia global para presidir la economía mundial. “¿Quiere instalar un control de tipo soviético sobre el mundo?” –se preguntaba la gente. Volviendo a Asia, el Arzobispo de Manila (Filipinas), Luis Antonio Tagle (56) es otra opción si los católico romanos pasaran página de una manera más radical para convertirse en una institución menos occidental. Este joven cardenal sonriente, aparentemente sencillo pero atractivo y encantador causó una positiva impresión en el último Sínodo de los Obispos para la Nueva Evangelización y atrajo inmediatamente comentarios afirmativos.

Una solución de vía intermedia podría ser el Arzobispo de Sao Paulo (Brasil), Odilo Pedro Scherer (63), el obispo brasileño con nombre alemán y “corazón” europeo. América Latina se percibe como un continente de sólidas tradiciones católicas (al igual que la vieja Europa), pero expresando la vitalidad espiritual del Sur Global.

LAS PREFERENCIAS EVANGÉLICAS
Una vez dado el alcance de los posibles candidatos, ¿quien de ellos es el que más se inclina hacia los evangélicos o es más amistoso con ellos? Es difícil decirlo. Hay tres criterios que pueden formar una lista de deseos evangélicos con vistas al próximo cónclave.

Primero, hablando en general, aquellas figuras eclesiásticas con una experiencia de primera mano entre los evangélicos en su labor pastoral tienden a inclinarse más por la relación amistosa con los cristianos no católicos. Es verdad que donde la Iglesia Católico romana está fuertemente ligada al estado en una posición privilegiada, los líderes tienden a tener una actitud más “defensiva” y una visión introspectiva. Por el contrario, donde la Iglesia Romana experimenta las tensiones y los esfuerzos de ser una institución religiosa en medio de otros movimientos y en el contexto de separación del poder político, la Iglesia tiene una actitud más positiva hacia el pluralismo religioso. En la medida en que el próximo Papa proceda de un ambiente de interacción con las experiencias y las orientaciones de la pluralidad cristiana, va a coexistir mucho mejor entre los evangélicos.

Segundo, aquellos que tienen más sensibilidad global del estado del cristianismo, seguramente tienen una mejor consideración de los evangélicos que los que están bien arraigados en áreas regionales donde los católicos tienen tradicionalmente un mayor estatus. Los retos de la persecución de los cristianos, la pobreza global y el creciente secularismo de Occidente son inquietudes comunes que permiten conversaciones y cooperación entre los distintos cristianos. Un Papa que sea consciente de las tendencias globales y que tenga conocimiento de la compleja geografía de las iglesias cristianas estará en mejor posición par comprender la contribución de los evangélicos en todo el mundo.

Tercero, algunos evangélicos, naturalmente, desearían que el Papa fuera un líder centrado en Cristo y en la Biblia, menos atraído por las tradiciones y las prácticas devocionales y más inclinado a fomentar el alfabetismo bíblico y la fe personal en Jesucristo. Les gustaría ver un ejemplar de líder “reformador”, que estuviera dispuesto a permitir que la Palabra de Dios dirigiera la Iglesia en verdad y en amor. En otras palabras, un Papa menos “romano” y más “católico” sería el estándar evangélico.

Otros evangélicos (*)pensarán que el mejor Papa sería el que se declarara a sí mismo redundante, porque Jesucristo es el Señor de la Iglesia y el Espíritu Santo su único vicario.

¿Existe tal papable por ahí? Pronto lo veremos.

Traducción: Rosa Gubianas

(*) La mayoría, Nota de la Redacción

 

52. BXVI: las claras huellas de su Pontificado

Más allá de evaluaciones muy positivas desde aspectos selectivos del pontificado de Benedicto, los evangélicos tienen claros elementos para una visión más afinada y realista.

03 DE MARZO DE 2013
Evaluar un pontificado no es una tarea fácil. Evaluar el pontificado de Benedicto (2005-2013) es incluso más difícil. El calibre de Ratzinger como teólogo, el enlodado estado de los asuntos actuales del Vaticano, la complexidad de las tendencias morales y religiosas globales, … todo ello son factores que requieren una concienzuda consideración, aunque tal vez su pontificado será más recordado por la forma impactante en que terminó que por lo que logró en el mismo.

Pero, en este artículo nuestra labor será más modesta.

Tomará como parámetros los puntos principales que caracterizaron las percepciones evangélicas del pontificado de Benedicto. Será un ejercicio para ver en que medida se ajustan a la realidad.

ORTODOXO
Un comentario recurrente es que Benedicto XVI ha sido un papa “ortodoxo”. En este caso, ortodoxo significa mantener el Cristianismo Niceno, es decir, la confesión de fe cristológica y trinitaria de la iglesia primitiva.

En sí mismo, ser ortodoxo no es una característica distintiva de ningún Papa porque es parte de su ministerio. El papa, o cualquier papa, ha de ser ortodoxo. Bonifacio VIII, el papa que introdujo la tiara papal en 1300 (indicativa del poder temporal), era ortodoxo. El Papa León X, que fue quien excomulgó a Martín Lutero en 1521, era ortodoxo. Los mejores y los peores papas han sido ortodoxos. En realidad, todos los 265 papas que ha habido desde Pedro han sido ortodoxos. La profesión del Papa es ser ortodoxo en el sentido del credo Niceno.

Puede que sea cierto que Benedicto pone un especial énfasis en la ortodoxia, pero él ha interpretado su ortodoxia de una manera católico romana, al igual que los Papas anteriores. Ha orado diariamente a María, ha concedido indulgencias, ha canonizado nuevos santos, ha mantenido el perfil iglesia-estado del Vaticano, etc.

Contrariamente a lo que creía C.S. Lewis, no hay “mera ortodoxia” ahí. El Cristianismo Niceno está siempre teñido por los desarrollos posteriores en la práctica y la doctrina cristianas. Nunca permanece aislado ni existe de modo abstracto.

El pontificado de Benedicto ha sido un apogeo de ortodoxia católico romana.

BÍBLICO
Es verdad que en sus esfuerzos catequísticos, Benedicto se ha relacionado con la Biblia mucho más que sus predecesores inmediatos.

Sus discursos han sido en gran medida meditaciones bíblicas y sus recientes escritos sobre Jesús han defendido la historicidad de los relatos de los Evangelios.

La mayor parte de sus lecturas de la Escritura, no obstante, estaban impulsadas por presuposiciones post-bíblicas que emergen más de la tradición eclesiástica que de la misma Escritura. Las densas interpretaciones sacramentales de las narraciones del Evangelio y la red interpretativa primordial que contempla la relación entre la enseñanza bíblica y las prácticas católico-romanas en términos de continuidad lineal, son únicamente dos ejemplos de “cómo” ha sido el magisterio bíblico de Benedicto.

Durante su pontificado, la cuestión que distinguía el catolicismo romano de la tradición protestante ya no era si la Biblia es o no accesible a todas las personas, sino “cómo” tiene que leerse y vivirse.

Hay todavía otro aspecto a tener en cuenta. El más famoso (y criticado) discurso del Papa, o sea, la conferencia de Regensburg de 2006, no fue acerca del Islam, sino que giraba en torno a la necesidad de conservar la combinación helenizada de “fe y razón”, la cual Tomás de Aquino purificó a su máxima expresión y a la que la Iglesia Católico Romana se aferra.

Al denunciar las amenazas a la síntesis “clásica”, Benedicto señaló la “sola Escritura” de la Reforma como la mayor brecha que finalmente produjo el liberalismo teológico y el relativismo actual. Es interesante que un Papa “bíblico” tenga una visión tan baja del principio formal de la Reforma que devolvió la Biblia al centro de la vida de la Iglesia.

LA VERDAD PÚBLICA
Benedicto se ha posicionado valientemente por las convicciones fundamentales judeo-cristianas sobre la vida, la familia y el bienestar de la sociedad caracterizado por la libertad y la solidaridad, incluso en medio de las críticas procedentes de los círculos intelectuales seculares.

Al igual que su predecesor, Juan Pablo II, Benedicto fue elogiado por los musulmanes y otros líderes religiosos por su tenaz defensa de la moral tradicional en un mundo global.

Sin embargo, su Iglesia no actuó bien en términos de pública transparencia e integridad con respecto a los escándalos por los abusos sexuales, las maniobras financieras opacas y las espantosas intrigas dentro del Vaticano.

Durante el reinado de Benedicto la distinción entre los estándares de la Iglesia oficial y los del mundo ha sido muy delgada, por no decir impalpable. El no tiene la culpa de todo esto a pesar de que esta pobre representación “pública” arroja luz sobre el panorama general. Esta puede que sea una de las razones por las que Benedicto llegó a la conclusión, casi sin precedentes, de renunciar a su ministerio papal.

El Papa habló de los cristianos como un “minoría” y alentó a la Iglesia a replantearse, en consecuencia, su identidad. El hecho de que no tomara ninguna medida para avanzar su Iglesia más allá del estatus privilegiado que tiene en muchos países donde los católicos son mayoría pone su historial como un informador de la “verdad pública” en perspectiva. ¿No sería un argumento de la “verdad pública” decir que la Iglesia quiere ser solamente la iglesia y no una agencia religiosa con un estado incorporado con su propia política, sus bancos, su ejército, etc., al igual que cualquier otro estado del mundo?

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
La NuevaEvangelizaciónfue una idea de Juan Pablo II, pero Benedicto XVI empezó a implementarla al crear una oficina Vaticana dedicada a la misma y haciendo de este asunto el tema central del Sínodo de los Obispos de 2012. El Papa Ratzinger cree que Occidente es en gran parte post-cristiano y tiene necesidad de ser evangelizado de nuevo por un Iglesia revigorizada.

El futuro dirá lo que la Nueva Evangelización producirá en términos de renovación espiritual. Sin embargo, hasta ahora ha habido poca autocrítica por parte de la Iglesia en cuanto a por qué Occidente se volvió más secularizado. ¿Tiene la Iglesia alguna responsabilidad en el “cisma” secular que ha tenido lugar? El Papa Ratzinger no ha dado ninguna respuesta clara sino que más bien ha culpado al mundo moderno de ello.

Entretanto, Benedicto ha continuado llamando “sectas” a los que están comprometidos con el “evangelismo”, incluidos los evangélicos del Sur Global, no haciendo ninguna distinción entre los nuevos movimientos religiosos y el Cristianismo Evangélico.

CONCLUSIÓN
Más allá de las evaluaciones muy positivas basadas en aspectos selectivos del pontificado de Benedicto, los evangélicos tienen claros elementos de reflexión para de llegar a una visión más afinada y seguramente más realista de su ministerio como Papa.

Traducción: Rosa Gubianas

51. Paus Benedictus XVI leest roomse traditie terug in Bijbel

27-02-2013 | Dr. Leonardo de Chirico

„Ratzingers interpretatie van de Bijbel is geladen met betekenissen die behoren tot de rooms-katholieke traditie, maar die niet kunnen worden teruggevonden in de tekst van de Schrift. ”

Benedictus XVI treedt morgen terug als paus. Zijn laatste theologische uiteenzetting was typisch rooms-katholiek, waarbij hij de roomse traditie teruglas in de Bijbel, aldus dr. Leonardo de Chirico.

De wereld was geschokt toen Benedictus XVI zijn aftreden als paus van de Rooms-Katholieke Kerk aankondigde. Eeuwenlang was het niet gebeurd dat een paus aftrad. Tot hun dood bleven zij in hun ambt. De paus deed zijn aankondiging in het Latijn, niet echt de voertaal van vandaag. Journalisten haastten zich naar latinisten om er zeker van te zijn dat zij zich niet vergisten, alvorens ze het nieuws de wereldkundig maakten.

Paus Ratzinger deed iets opvallend nieuws, maar hij deed het op een erg ouderwetse manier. Zelfs bij een van zijn laatste handelingen als paus was hij zowel modern als traditioneel. Daarin herkennen we de rooms-katholieke manier van doen: de traditie hooghouden, maar tegelijkertijd voortdurend veranderen.

De laatste ”lectio” (een soort theologische meditatie) die Ratzinger op 8 februari gaf aan een groep studenten van het grootseminarie in Rome geeft een goed zicht op zijn loopbaan als paus. Het was niet zijn laatste toespraak als paus, maar wel zijn laatste theologische uiteenzetting voordat hij zich terugtrekt. In zekere zin is deze lectio een soort prisma waarin heel zijn onderwijs uit de Bijbel in een notendop gezien kan worden.

De tekst was 1 Petrus 1:3-5, een heel compacte tekst vol theologische rijkdom. Benedictus XVI gebruikte al zijn catechetische vaardigheden om hem uit te leggen. Zijn commentaar is grondig, zoals je mag verwachten van een eersteklas theoloog. Toch laat het duidelijk de speciale rooms-katholieke mix zien van Bijbeluitleg.

Encycliek

Bij de introductie van de brief stelt Ratzinger dat het gaat om de „eerste encycliek” die de plaatsbekleder van Christus aan de kerk stuurde. Een encycliek is in het algemeen gesproken een rondzendbrief, maar technisch gesproken is het een brief die de paus stuurt aan bisschoppen, geestelijken, gelovigen en mensen van goede wil en die handelt over leerstellige en/of pastorale thema’s.

Vanaf 1740 sturen pausen regelmatig encyclieken. In ieder geval is het dus historisch gezien niet correct om 1 Petrus met een pauselijke term te beschrijven van 1700 jaar later. Zelfs als we de algemene betekenis van het woord encycliek (rondzendbrief) nemen, werd 1 Petrus niet als eerste nieuwtestamentische tekst geschreven. Paulus’ eerste brief aan de Thessalonicensen is waarschijnlijke het vroegste document van het Nieuwe Testament. Dus al voor Petrus zijn eerste brief schreef, waren er andere apostolische brieven.

Achter deze historische details zit de boodschap die Benedictus wil overdragen van een voortgaande continuïteit tussen Petrus die zijn brief schrijft en toekomstige pausen die hun encyclieken schrijven. De paus verbindt de Bijbelse brief aan moderne encyclieken en Petrus aan moderne pausen. Deze claim is hermeneutisch geladen met de rooms-katholieke uitleg van Petrus’ ambt en successie, maar komt niet op uit de tekst van de Schrift zelf.

Plaatsbekleder

Het is ook niet toevallig dat Benedictus XVI in zijn lectio spreekt over Petrus als ”plaatsbekleder van Christus”. Nadat hij terecht gememoreerd heeft aan de wijze waarop Petrus zichzelf introduceert als apostel, vervolgt hij met te zeggen dat Petrus aangesteld was als „de eerste apostel, de plaatsbekleder van Christus.” Petrus schreef vanuit Rome (het ”Babylon” uit 5:13), wat volgens de paus theologische betekenis heeft. Als plaatsbekleder van Christus en gezien zijn wereldwijde ambt gaf Petrus eerst leiding aan de Joodse kerk (Jeruzalem) en uiteindelijk aan de kerk uit de heidenen (Rome).

De titel ”plaatsbekleder” komt niet bij Petrus zelf vandaan. De apostel spreekt over zichzelf als ouderling tussen andere ouderlingen, een mede-ouderling (5:1). De tekst geeft geen enkele aanwijzing dat Petrus de titel ”plaatsbekleder” zou hebben ontvangen, wat dat ook moge betekenen. Petrus denkt niet over zichzelf als iets wat zijn mede-ouderlingen niet zijn.

Het is zelfs zo dat Petrus het hele volk van God beschrijft als „een uitverkoren geslacht, een koninklijk priesterdom, een heilig volk” dat geroepen is om de deugden van God te verkondigen. Het feit dat Petrus Rome definieert als Babylon kan weleens een apocalyptische betekenis hebben in plaats van dat het een verwijzing is naar zijn wereldwijde eerste pausschap. Weer is Ratzingers interpretatie geladen met betekenissen die behoren tot de rooms-katholieke traditie, maar niet kunnen worden teruggevonden in de tekst van de Schrift.

Er zit veel wijsheid in Benedictus’ laatste lectio over 1 Petrus. Maar het is wel een wijsheid die voortkomt uit bepaalde rooms-katholieke vooronderstellingen die bepalend zijn voor zijn manier van lezen en die niet door de Schrift zelf wordt geleid.

De auteur is theoloog en vicevoorzitter van de Evangelische Alliantie Italië. Deze bijdrage verscheen ook op reformation21.org.

51. Última ‘Lectio’ de Benedicto XVI (antes de su renuncia)

No deja de ser curioso que su último discurso teológico como Papa girara en torno a Pedro, el primer Papa según Benedicto XI.

18 DE FEBRERO DE 2013

Benedicto XVI conmocionó el mundo entero al anunciar su renuncia a ser el Papa reinante de la Iglesia Católico Romana. Durante siglos, ningún Papa había renunciado sino que habían esperado su muerte ejerciendo su ministerio. Su anuncio fue hecho en latín, que no es exactamente la lengua franca del mundo de hoy.

Antes de enviar la noticia a los medios de comunicación, los periodistas tuvieron que apresurarse a consultar a los expertos en latín para asegurarse de lo que estaba pasando. Al hacer algo tan extraordinariamente nuevo, el Papa Ratzinger lo hizo de una manera antigua. Incluso en uno de sus últimos actos como Papa, se comportaba tanto de forma moderna como tradicional. En cierto sentido, reflejaba el estilo de hacer las cosas de los católico romanos, o sea, mantener la tradición, y al mismo tiempo cambiar constantemente.

Habrá ciertamente otras ocasiones para evaluar la trayectoria del pontificado de Ratzinger. Es suficiente por ahora llamar la atención sobre la última “lectio” que impartió a un grupo de seminaristas en Roma el pasado 8 de febrero. Este no fue su último discurso como Papa, pero fue su última charla atractiva teológicamente previa a su renuncia. En cierto modo, esta “lectio” es una suerte de prisma donde su enseñanza bíblica puede verse en una cáscara de nuez.

El contenido versaba sobre 1 Pedro 1:3-5, un texto muy denso, lleno de riqueza teológica y Benedicto XVI empleó todas sus habilidades catequísticas para exponerlo. Su comentario fue profundo, como podía esperarse de un teólogo de primera clase. No obstante, también reveló la particular mezcla católico romana de su enseñanza bíblica.

¿1ª DE PEDRO COMO LA PRIMERA ENCÍCLICA?
Al presentar la carta, Ratzinger dijo que era la “primera encíclica” enviada por el vicario de Cristo a la Iglesia. Detengámonos un momento. Una encíclica es -generalmente hablando- una carta circular, pero -técnicamente hablando- es una carta enviada por el Papa católico romano a los obispos, al clero, a los fieles y a la gente de buena voluntad de su tiempo, que trata de asuntos pastorales y/o doctrinales.

Históricamente, las encíclicas han sido enviadas regularmente por los Papas desde 1740. Como mínimo, no es apropiado históricamente, dar a 1ª de Pedro una expresión papal que no se pondría en uso hasta después de 1700 años.

Incluso si tomamos el significado más general de la palabra encíclica (es decir, una carta circular), 1ª Pedro no es el primer texto del canon del NT en función de la cronología de su composición.

La primera carta de Pablo a los Tesalonicenses es el primer documento del Nuevo Testamento. De este modo, incluso si el adjetivo “primera” se refería a la prioridad cronológica de la carta de Pedro, no es este el caso puesto que otras cartas apostólicas fueron escritas antes de que Pedro escribiera su primera.

Más allá de los detalles históricos, el mensaje que Benedicto quería comunicar era el de una continuidad entre Pedro escribiendo su carta y los futuros Papas escribiendo sus encíclicas. El Papa ha vinculado esta carta bíblica a las encíclicas modernas y a Pedro con los modernos Papas. Esta afirmación está basada hermenéuticamente en el entendimiento que tienen los católico romanos del cargo de Pedro y de su sucesión, pero no surge del texto de la propia Escritura.

¿PEDRO COMO EL VICARIO DE CRISTO?
No es por casualidad que en su “lectio” Benedicto XVI hablara de Pedro como si fuera el “vicario de Cristo”. Después de recordar correctamente la forma en que Pedro se presenta a sí mismo como un “apóstol”, continuó diciendo que Pedro fue comisionado para ser “el primer apóstol, el vicario de Cristo”.

Para ello se basa en que Pedro escribe desde Roma (la Babilonia citada en 5:13) y el hecho de estar en Roma es teológicamente significativo. Como vicario de Cristo y, en vista de su ministerio universal, Pedro tiene que presidir primero la iglesia judía (Jerusalén) y con el tiempo la iglesia de los gentiles (Roma).

El título de “vicario” no procede del propio Pedro. El apóstol habla más bien de sí mismo como “anciano” (5:1) en compañía de los demás ancianos, asimismo anciano también con ellos. No hay ningún indicio en el texto de que Pedro recibiera el título de “vicario”, sea cual sea la significación del término.

Pedro no piensa de sí mismo como de alguien o algo que los demás ancianos no sean.

Por otra parte, se da más bien el caso que Pedro llama a todo el pueblo de Dios como “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa” llamado a anunciar las virtudes de Dios (2:9). El hecho de que Pedro defina a Roma como Babilonia puede ser un simbolismo apocalíptico, más que una referencia al primer papado universal. De nuevo, la interpretación de Ratzinger está cargada con significados que pertenecen a la tradición católico romana pero que no pueden encontrarse en el texto de la Escritura.

Hay mucha sabiduría en la última “lectio” de Benedicto sobre 1ª Pedro. Sin embargo, es una sabiduría impulsada más por ciertas presuposiciones católico romanas que rigen sus lecturas que por lo que establece la propia Escritura. No deja de ser curioso que su último discurso teológico como Papa girara en torno a Pedro, el primer Papa según Benedicto XI.

Traducción: Rosa Gubianas

49. Roma y la unidad visible de los cristianos

¿Respalda Juan 17 el punto de vista católico romano de la unidad en todo el orbe?

24 DE DICIEMBRE DE 2012

 La oración sacerdotal del Señor Jesús en Juan 17 es reconocida unánimemente como uno de los textos fundamentales, por no decir el texto  por excelencia,  cuando se trata de la unidad de los cristianos.

En la misma nuestro Señor ora al Padre para que sus discípulos sean uno y el modelo de su unidad es la vida relacional de las personas de la Trinidad. Como el Padre y el Hijo son uno, así se ora para que la unidad de los cristianos sea “como” el Dios Trino es uno.

 El consenso se altera y finalmente se rompe cuando los diferentes grupos de cristianos explican detalladamente como debería ser esta unidad y como debería vivirse.

 Una de las polémicas gira en torno a la cuestión de si esta unidad debe ser “visible”.

Y no es el hecho de que la unidad de los cristianos debería ser visible lo que está en discusión.

 Es cuando se habla de la clase de “visibilidad” que es requerida por la oración del Señor donde los cristianos empiezan a discrepar.

En su discurso a los participantes a la Asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (15 Noviembre 2012), el Papa Benedicto XVI se reafirmó en la idea fundamental católico romana acerca de la necesaria visibilidad de la unidad de los cristianos: “No debemos olvidar que el objetivo del ecumenismo es la unidad visible entre los cristianos divididos”.

 El Papa explicó más adelante que “es en la plena comunión en la fe, en los sacramentos y en el ministerio, que llegará a ser concretamente evidente el poder presente y activo de Dios en el mundo”.

La visibilidad es, por tanto, un triple logro mediante el cual hay unidad en la profesión de la fe, unidad en la celebración de los sacramentos y unidad en el reconocimiento del mismo orden ministerial.

 I.- JUAN 17 Y LA VISIÓN CATÓLICO ROMANA DE LA UNIDAD
 La misma convicción de Benedicto XVI fue defendida por el Cardenal Kurt Koch, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en una reciente conferencia pronunciada en la Pontifica Universidad Lateranense (11 Diciembre 2012) titulada “La Unidad: ¿Ilusión o promesa?”.

La conferencia fue un comentario erudito sobre Juan 17, que el Cardenal Koch dividió en seis partes. Según Juan 17, como lo leyó Koch, la unidad de los cristianos tiene seis dimensiones: la espiritual, la visible, la Trinitaria, la escatológica, la misionera y la martirológica (o sea, la unidad de los mártires cristianos).

Lo que interesa aquí es que Koch insistió en la dimensión visible de la unidad por la cual Jesús oró y que está arraigada en la vida Trinitaria. Puesto que la Iglesia es “el icono de la Trinidad”, así su unidad refleja la unidad de la Trinidad.

Koch subrayó el hecho de que la unidad de los cristianos no puede ser “invisible” sino que siempre debería reconocerse en la triple forma habitual: profesión de fe común, sacramentos comunes y ministerio común.

En otras palabras, para que la unidad sea una unidad Trinitaria es necesaria la Iglesia Católico romana, que ha guardado los sacramentos en su integridad y ha transmitido el ministerio en la adecuada sucesión apostólica.

 La visibilidad de la unidad Trinitaria requiere y exige la Iglesia institucional (católico romana), su jerarquía y su vida sacramental. Desde esta perspectiva, otras formas de unidad de los cristianos son imperfectas y parciales  debido a que carecen de los sacramentos y del ministerio (católico romanos). Según este parecer, la visibilidad de la unidad se conseguirá cuando las demás iglesias y comuniones eclesiales abracen no solamente la común profesión de fe, sino también los sacramentos y el sacerdocio católico romano.

¿Esta forma de entender la visibilidad de la unidad se deriva de la vida Trinitaria como se halla en Juan 17? Es difícil leer este capítulo y concluir que la referencia a la Trinidad como el modelo para la unidad de los cristianos se refiere a la jerarquía y al ministerio sacramental. Estos últimos parecen dimensiones añadidas que son quintaesenciales para el entendimiento de la unidad por parte de la Iglesia católico romana, pero es difícil remontarse a la vida Trinitaria  per se . [i]

 II.- UNA OPINIÓN MÁS BÍBLICA DE LA UNIDAD VISIBLE
 Mientras escuchaba al Cardenal Koch, me vino a la mente otra lectura de Juan 17 como base de la unidad de los cristianos. Recordé los sermones de 1962 sobre dicho pasaje por parte de Martyn Lloyd-Jones  (1899-1981) que posteriormente fueron publicados. [ii]

Los contenidos de Koch y Lloyd-Jones son muy diferentes, aunque la comparación es sugerente.

 De la oración sacerdotal de Jesús, Lloyd-Jones argumenta que la unidad abraza a aquellos que han sido dados a Jesús por el Padre porque han creído en El. En primer lugar, la unidad es la unidad de los que creen en Jesucristo (17:6-10), no la unidad de los bautizados como sugiere el punto de vista ecuménico.

Una persona puede estar bautizada y, sin embargo, no ser un creyente. La unidad de los cristianos se aplica a este último, no necesariamente al primero.

Según la interpretación de Lloyd-Jones de este pasaje,  la unidad de los cristianos comienza dentro y luego se elabora hacia el exterior. Es principalmente invisible e interna, aunque se manifieste de forma visible . El fundamento Trinitario habla de la profundidad y del alcance de esta unión, pero no revela ninguna ruta institucional en la que sea obligado expresarse.

 La interpretación del texto indica que ni una forma particular de sucesión apostólica ni ningún sistema sacramental o jerárquico puede derivarse de la Trinidad en sí misma como si fuera el modelo único, absoluto o perfecto de la unidad de los cristianos .

La unidad se basa en la verdad de la Palabra de Dios (17:16) y está dirigida a testificar al mundo (17:21).

 La visibilidad de la unidad, con lo importante que es, depende de la realidad espiritual , la cual es un reflejo de la vida Trinitaria y es, sobre todo, un don para los creyentes en Jesucristo a fin de que los demás también vengan a El.

 III.- EPÍLOGO Y CONCLUSIÓN
En un aparte, después de la conferencia del Cardenal Koch se hizo una oración para la unidad de los cristianos con una intercesión final a María y una canción titulada “María, tú eres muestra madre” que decía “…tú (María) eres nuestra abogada… Reina de la paz”.

Incluso en un evento ecuménico como éste no existió una apología común para las creencias profundamente sentidas por todos los que creen en Jesús.

 En definitiva, el ecumenismo católico romano no se dirige a reducir las demandas del catolicismo del Vaticano viajando a lo común de la fe en Jesucristo, sino que busca la forma de aplicar a todos los cristianos los principios y dogmas católico-romanos.


   [i]  El intento de leer de nuevo en la Trinidad una visión particular de la iglesia (y por consiguiente de su unidad visible) es muy extenso. En su libro  After our Likeness.  The Church as the Image of the Trinity  (Conforme a nuestra semejanza: la Iglesia como la imagen de la Trinidad) (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1998) Miroslav Volf habla sobre el hecho de que Zizioulas, Ratzinger y él mismo reivindican que su respectiva eclesiología se deriva de la Trinidad.

   [ii]   The Basis of Christian Unity.  An Exposition of John 17 and Ephesians 4  (La base de la Unidad de los Cristianos: Una exposición de Juan 17 y Efesios 4) (London: Inter-Varsity Press, 1962).