99. Las 15 enfermedades de la Curia Romana, excepto una

24 DE ENERO DE 2015
En la cúspide de la crisis que precedió a la dimisión de Benedicto XVI en 2013 la Curia Romana era representada como “un nido de cuervos”. Este órgano del gobierno central de la Iglesia Católica, compuesto por varios departamentos y dirigido por oficiales de alto rango (la mayoría son cardenales), se había convertido en un lugar de conflictos personales feroces y luchas internas. Benedicto XVI renunció a su pontificado también, entre otras causas, porque se sintió incapaz de encontrar una solución al caos que estaba derramando una luz siniestra sobre el Vaticano. El Papa Francisco fue elegido “del extremo del mundo” con la esperanza de que iba a tratar la crisis de la Curia Romana como un “outsider”. Desde que fue elegido ha estado enviando señales claras de su desazón hacia la organización vaticana. El último ejemplo de su crítica fue su mensaje a la Curia Romana justo antes de Navidad (22 Diciembre 2014) cuando diagnosticó una realidad espiritualmente gangrenosa.
UNA IMPRESIONANTE LISTA DE PLAGAS
El análisis papal de la condición espiritual de la Curia Romana en su denuncia es asombroso. A continuación, la devastadora lista de enfermedades que identificó cuando examinó a sus miembrosi: 1. La enfermedad de sentirse “inmortal”, “inmune” o, en realidad “indispensable”. 2. La enfermedad del “Marta-ismo” (que proviene de Marta), de tareas excesivas. 3. La enfermedad de la “petrificación” mental y espiritual: es decir, el corazón de piedra y “el cuello rígido”. 4. La enfermedad de la excesiva planificación y funcionalismo. 5. La enfermedad de la mala coordinación. 6. La enfermedad del mal de Alzheimer espiritual. 7. La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria. 8. La enfermedad de la esquizofrenia existencial. 9. La enfermedad de las habladurías, las quejas y las charlas. 10. La enfermedad de divinizar a los consejeros. 11. La enfermedad de la indiferencia hacia los demás. 12. La enfermedad de las caras lúgubres. 13. La enfermedad de la acumulación. 14. La enfermedad de los círculos cerrados. 15. Y, la última: la enfermedad de los beneficios mundanos, del exhibicionismo. ¿Qué más puede añadirse a esta lista? El que tenga oídos, que oiga. Más que un nido de cuervos el cuadro se parece más a un grupo de clérigos altamente disfuncionales y egocéntricos. Esta es la condición espiritual de la Curia Romana, no de acuerdo con la opinión de un observador anticlerical incondicional sino según la propia cabeza: ¡el Papa!
LA ENFERMEDAD QUE FALTA
La honestidad y el coraje del Papa Francisco en este caso son dignos de elogio. La amarga ironía de comunicar el mensaje con ocasión de la presentación de las felicitaciones de Navidad, cuando la mayoría se limitaría a decir cosas “agradables”, es también notable. Una de las cosas que hizo después del discurso fue elegir a quince nuevos cardenales, de los cuales únicamente uno de ellos pertenece a la Curia, mientras que la mayoría de los demás “vienen del fin del mundo” como él. Otra característica interesante de estos nuevos cardenales es que algunos de ellos están claramente a favor de un planteamiento más “pastoral” y abierto en el sentido de admitir en la Eucaristía a las personas que mantienen relaciones “irregulares”, tal como parece estar el Papa. Este es otro tema candente que el Papa está manejando con dificultad creciente y que será un caso de prueba de la estabilidad de su pontificado este año. Volviendo a la lista de enfermedades hay una consideración que merece la pena mencionar. Históricamente la Curia Romana es un descendiente de las cortes del Renacimiento que rodeaban a los príncipes en sus diferentes cometidos como monarcas absolutos. El Papa al igual que un príncipe del Renacimiento también tuvo asignados sus dignatarios y los Papas, incluso hoy, continúan teniéndolos en el Estado Vaticano. A lo largo de los siglos la Curia fue obteniendo un estatus teológico como si se tratara de un pequeño modelo de la propia Iglesia; de hecho la Iglesia en su mejor momento a pequeña escala. La Curia es un producto de una visión monárquica de la iglesia y el papel del Papa como monarca absoluto de un estado es también parte de la misma estirpe. El Papa Francisco criticó la espiritualidad horrible de la Curia, pero no fue tan lejos como para cuestionar su naturaleza política y monárquica. Si bien denuncia sus comportamientos erróneos, no aborda la teología equivocada detrás de los mismos. Una razón para su reticencia es que la Curia Romana como modo de gobierno va de la mano con el Papado como una forma de liderazgo. Ambos son inseparables. Cuestionar a uno significa cuestionar al otro y Francisco no está preparado para hacer ninguna de las cosas. Esto significa que reformar la Curia supone mucho más que denunciar las pobres condiciones espirituales de sus miembros o cambiar el personal en los puestos clave. Implica una nueva concepción radical de las estructuras de la iglesia según la enseñanza apostólica suprema, es decir, la Biblia, donde la iglesia no tiene corte de dignatarios ni príncipe a su cabeza, sino a Jesucristo solo, que fue crucificado, resucitó y ahora es exaltado. Al comienzo de su parlamento a la Curia, Francisco citó 1 Corintios 12 donde Pablo habla de la Iglesia como un cuerpo con muchos miembros. Este es el proyecto original bíblico de la Iglesia mediante el cual sus plagas más graves pueden curarse y la dignidad del pueblo de Dios puede ser restaurada.
i El discurso completo está en: http://www.zenit.org/en/articles/pope-s-address-to-roman-curia
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