51. Última ‘Lectio’ de Benedicto XVI (antes de su renuncia)

No deja de ser curioso que su último discurso teológico como Papa girara en torno a Pedro, el primer Papa según Benedicto XI.

18 DE FEBRERO DE 2013

Benedicto XVI conmocionó el mundo entero al anunciar su renuncia a ser el Papa reinante de la Iglesia Católico Romana. Durante siglos, ningún Papa había renunciado sino que habían esperado su muerte ejerciendo su ministerio. Su anuncio fue hecho en latín, que no es exactamente la lengua franca del mundo de hoy.

Antes de enviar la noticia a los medios de comunicación, los periodistas tuvieron que apresurarse a consultar a los expertos en latín para asegurarse de lo que estaba pasando. Al hacer algo tan extraordinariamente nuevo, el Papa Ratzinger lo hizo de una manera antigua. Incluso en uno de sus últimos actos como Papa, se comportaba tanto de forma moderna como tradicional. En cierto sentido, reflejaba el estilo de hacer las cosas de los católico romanos, o sea, mantener la tradición, y al mismo tiempo cambiar constantemente.

Habrá ciertamente otras ocasiones para evaluar la trayectoria del pontificado de Ratzinger. Es suficiente por ahora llamar la atención sobre la última “lectio” que impartió a un grupo de seminaristas en Roma el pasado 8 de febrero. Este no fue su último discurso como Papa, pero fue su última charla atractiva teológicamente previa a su renuncia. En cierto modo, esta “lectio” es una suerte de prisma donde su enseñanza bíblica puede verse en una cáscara de nuez.

El contenido versaba sobre 1 Pedro 1:3-5, un texto muy denso, lleno de riqueza teológica y Benedicto XVI empleó todas sus habilidades catequísticas para exponerlo. Su comentario fue profundo, como podía esperarse de un teólogo de primera clase. No obstante, también reveló la particular mezcla católico romana de su enseñanza bíblica.

¿1ª DE PEDRO COMO LA PRIMERA ENCÍCLICA?
Al presentar la carta, Ratzinger dijo que era la “primera encíclica” enviada por el vicario de Cristo a la Iglesia. Detengámonos un momento. Una encíclica es -generalmente hablando- una carta circular, pero -técnicamente hablando- es una carta enviada por el Papa católico romano a los obispos, al clero, a los fieles y a la gente de buena voluntad de su tiempo, que trata de asuntos pastorales y/o doctrinales.

Históricamente, las encíclicas han sido enviadas regularmente por los Papas desde 1740. Como mínimo, no es apropiado históricamente, dar a 1ª de Pedro una expresión papal que no se pondría en uso hasta después de 1700 años.

Incluso si tomamos el significado más general de la palabra encíclica (es decir, una carta circular), 1ª Pedro no es el primer texto del canon del NT en función de la cronología de su composición.

La primera carta de Pablo a los Tesalonicenses es el primer documento del Nuevo Testamento. De este modo, incluso si el adjetivo “primera” se refería a la prioridad cronológica de la carta de Pedro, no es este el caso puesto que otras cartas apostólicas fueron escritas antes de que Pedro escribiera su primera.

Más allá de los detalles históricos, el mensaje que Benedicto quería comunicar era el de una continuidad entre Pedro escribiendo su carta y los futuros Papas escribiendo sus encíclicas. El Papa ha vinculado esta carta bíblica a las encíclicas modernas y a Pedro con los modernos Papas. Esta afirmación está basada hermenéuticamente en el entendimiento que tienen los católico romanos del cargo de Pedro y de su sucesión, pero no surge del texto de la propia Escritura.

¿PEDRO COMO EL VICARIO DE CRISTO?
No es por casualidad que en su “lectio” Benedicto XVI hablara de Pedro como si fuera el “vicario de Cristo”. Después de recordar correctamente la forma en que Pedro se presenta a sí mismo como un “apóstol”, continuó diciendo que Pedro fue comisionado para ser “el primer apóstol, el vicario de Cristo”.

Para ello se basa en que Pedro escribe desde Roma (la Babilonia citada en 5:13) y el hecho de estar en Roma es teológicamente significativo. Como vicario de Cristo y, en vista de su ministerio universal, Pedro tiene que presidir primero la iglesia judía (Jerusalén) y con el tiempo la iglesia de los gentiles (Roma).

El título de “vicario” no procede del propio Pedro. El apóstol habla más bien de sí mismo como “anciano” (5:1) en compañía de los demás ancianos, asimismo anciano también con ellos. No hay ningún indicio en el texto de que Pedro recibiera el título de “vicario”, sea cual sea la significación del término.

Pedro no piensa de sí mismo como de alguien o algo que los demás ancianos no sean.

Por otra parte, se da más bien el caso que Pedro llama a todo el pueblo de Dios como “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa” llamado a anunciar las virtudes de Dios (2:9). El hecho de que Pedro defina a Roma como Babilonia puede ser un simbolismo apocalíptico, más que una referencia al primer papado universal. De nuevo, la interpretación de Ratzinger está cargada con significados que pertenecen a la tradición católico romana pero que no pueden encontrarse en el texto de la Escritura.

Hay mucha sabiduría en la última “lectio” de Benedicto sobre 1ª Pedro. Sin embargo, es una sabiduría impulsada más por ciertas presuposiciones católico romanas que rigen sus lecturas que por lo que establece la propia Escritura. No deja de ser curioso que su último discurso teológico como Papa girara en torno a Pedro, el primer Papa según Benedicto XI.

Traducción: Rosa Gubianas

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