33. Teología católica: Escrituras y Tradición hoy

 Puesto que la Biblia es parte de la Tradición y “la Iglesia” es también parte de la Tradición, la Biblia está sometida a la Tradición de la cual “la Iglesia” es la voz viva y actual.

25 DE MARZO DE 2012

 ¿Existe una forma específicamente católico romana de hacer teología? ¿Cuáles son sus marcas distintivas? Estas cuestiones constituyen los antecedentes del documento de 36 páginas publicado recientemente por la Comisión Teológica Internacional  (ITC por sus siglas en inglés).

La Comisión trabajó durante ocho años en su elaboración. Esta larga gestación indica quizás la difícil tarea en la que se embarcó la ITC al redactar el texto titulado  Teología hoy: perspectivas, principios y criterios .

Desde 1969 el papel de la ITC ha sido el de ayudar a la Congregación para la Doctrina de la Fe a examinar las materias doctrinales y ofrecer percepciones nuevas sobre diversos temas teológicos. Este documento es útil porque proporciona una información privilegiada y una concisa perspectiva acerca de cómo se ve la teología como un todo a los ojos del Vaticano.

Después de observar que la teología católica verdadera refleja unidad (no uniformidad) en la diversidad (no fragmentación),  el documento hace hincapié en el hecho de que la teología tiene tres características principales: “surge de escuchar la Palabra de Dios”, “se sitúa a si misma consciente y fielmente en la comunión de la Iglesia” y “está orientada al servicio de Dios en el mundo”. Las secciones más interesantes del documento son las dos primeras  en las que se tratan temas teológicos sensibles que son cruciales también para otras tradiciones teológicas.

 VISIÓN “VIVA” DE LA PALABRA DE DIOS
 Lo que más sobrecoge al lector evangélico, antes que nada, es la destacada referencia a la Palabra de Dios que se da en el documento. En la teología católica la expresión “Palabra de Dios” tiene un significado amplio, elástico y dinámico, mucho más allá de los contornos de la Palabra escrita de la Biblia .

La ITC recuerda que el cristianismo no es una “religión del libro”, sino una “religión de la palabra de Dios”. La primera es “una palabra escrita y muda”, la última es “la Palabra encarnada y viva”. Se hace una aguda distinción entre la Palabra escrita y la Palabra viva como si las dos pudieran ser fácilmente polarizadas.  La Palabra católica contiene tanto las Escrituras “como un testimonio inspirado de la revelación” como “la Tradición viva de la Iglesia”. La Escritura y la Tradición constituyen la “suprema regla de la fe”.

La ITCquiere que comprendamos una vez más cual es la teología católico romana estándar de la Palabra de Dios después del Vaticano II.  La Biblia es ciertamente importante, pero la Biblia es únicamente parte de una más amplia Tradición viva que es proclamada con fidelidad “sólo sobre el fundamento de los apóstoles y en la sucesión apostólica”.

Tanto el fundamento doctrinal establecido por los apóstoles, como el continuo ministerio apostólico ejercido por la jerarquía son necesarios para tener acceso a la Palabra de Dios. El Magisterio de la Iglesia CR es, por tanto, esencial para tener la completa Palabra de Dios.

 LA TRADICIÓN COMO LA PALABRA DE DIOS
 La idea de Tradición es primordial para la ITC y es, probablemente, el indicador más elevado de lo que significa para una teología que ésta sea católico romana .

La Tradición se define como un complejo total con varios componentes vitales: “un estudio constantemente renovado de la Sagrada Escritura, el culto litúrgico, la atención a lo que han enseñado los testigos de la fe a través de los siglos, la catequesis que fomente el crecimiento de la fe, el amor a Dios y al prójimo demostrado de una forma efectiva, el ministerio eclesial estructurado y el servicio que da el magisterio a la Palabra de Dios.

 La totalidad de la Iglesia Católico Romana está inherentemente involucrada en la Tradición. En cierto sentido, la ICR está tan inmersa en la Tradición que posiblemente no puede ser corregida por las Escrituras .

La ICR forma una parte tan inextricable de la Tradición que la Biblia no puede estar por encima de “la Iglesia”.  Puesto que la Biblia es parte de la Tradición y “la Iglesia” es también parte de la Tradición, la Biblia está sometida a la Tradición de la cual “la Iglesia” es la voz viva y actual.

En una reveladora declaración, el documento de la ITC dice que “la Escritura es el primer miembro de la tradición escrita” lo que implica que hay otros miembros de la misma tradición que llegan después y que definen la tradición en la medida de la Escritura. La diferencia está en que la voz “viva” del magisterio tiene la última palabra, mientras que la “escrita” es solamente uno de los componentes anteriores de la Tradición.

 TEOLOGÍA Y MAGISTERIO
No es ninguna sorpresa leer que “la fidelidad a la Tradición Apostólica es un criterio de la teología católica”. Mientras que la investigación se recomienda en todas las direcciones, “la disidencia hacia el magisterio no tiene lugar en la teología católica”. Al magisterio se le ha dado el  charisma veritatis certum  (es decir, el carisma de la verdad) al que debe someterse la teología. Por consiguiente,  el papel de la teología consiste en investigar y articular la fe de “la Iglesia”, pero es el magisterio el que “proclama la fe y la interpreta auténticamente”.

 “Theology Today”  (La Teología Hoy)ofrece un honesto esbozo de lo que significa hacer teología a la manera católico romana.  Dei Verbum  y  Lumen Gentium  (dos documentos fundacionales del Vaticano II) son los pilares principales en lo que se refiere a las doctrinas de la Revelación y de la Iglesia. La labor de la teología se encuentra entre los dos. El documento no presenta nada nuevo, sino que es sólo una reafirmación de los puntos de vista y los intereses magisteriales del post-Vaticano II.

 Traducción: Rosa Gubianas

 

33. Scripture and Tradition in Today’s Roman Catholic Theology

Is there a specifically Roman Catholic way of doing theology? What are its defining marks? These questions form the background of a 36-page document recently released by the International Theological Commission (ITC). It took 8 years for the Commission to elaborate on it. This long gestation perhaps indicates the difficult task that ITC embarked in drafting the text entitled Theology Today: Perspectives, Principles and Criteria.

Since 1969 the role of the ITC has been to assist the Congregation for the Doctrine of the Faith in examining doctrinal questions and offering insights on various theological issues. The document is helpful because it provides an insider and succinct perspective on what theology as a whole looks like in Vatican eyes.

After observing that true Catholic theology reflects unity (not uniformity) in diversity (not fragmentation),  the document stresses the fact that theology has three main features: “it arises from listening to the Word of God”, “it situates itself consciously and faithfully in the communion of the Church”, and “it is orientated to the service of God in the world”. The most interesting sections of the document are the first two in that they touch on sensitive theological issues that are crucial for other theological traditions as well.

1. A “Living” View of the Word of God

What strikes an Evangelical reader first and foremost is the prominent reference to the Word of God given in the document. In Catholic theology, the expression “Word of God” has a wide, elastic, and dynamic meaning, far beyond the contours of the written Word of the Bible. ICT reminds that Christianity is not a “religion of the book”, but a “religion of the word of God”. The former is “a written and mute word”, the latter is “the incarnate and living Word” (7). A sharp distinction is made between the written Word and the living Word as if the two could be possibly polarized. The Catholic Word contains both the Scriptures “as an inspired testimony to revelation” and “the Church’s living Tradition” (8). Scripture and Tradition constitute the “supreme rule of faith”.

            ICT wants us to appreciate once more what is the standard Roman Catholic theology of the Word of God after Vatican II. The Bible is certainly important, but the Bible is only part of a wider and living Tradition that is proclaimed faithfully “only on the foundation of the apostles and in apostolic succession” (10). Both the doctrinal foundation laid by the apostles and the on-going apostolic ministry exercised by the hierarchy are necessary to have access to the Word of God. The Magisterium of the RC Church is therefore essential in order to have the full Word of God.

2. Tradition as the Word of God

The idea of Tradition is paramount for ICT and is perhaps the highest indicator of what it means for a theology to be Roman Catholic theology. Tradition is defined as a complex whole with various vital components: “a constantly renewed study of sacred Scripture, liturgical worship, attention to what the witnesses of faith have taught through the ages, catechesis fostering growth in faith, practical love of God and neighbor, structured ecclesial ministry and the service given by the magisterium to the Word of God” (26).

The whole Roman Catholic Church is inherently involved in Tradition. In a sense, the Church is so immersed in Tradition that it cannot possibly be corrected by the Scriptures. The Church is so inextricably a part of Tradition that the Bible cannot be above the Church. Since the Bible is part of Tradition and the Church is also part of Tradition, the Bible is submitted to the Tradition of which the Church is the present-day and living voice. In a telling statement, the ICT document says that “Scripture is the first member of the written tradition” (30), implying that there are other members of the same tradition which come after and which define tradition inasmuch as Scripture. The difference is that the “living” voice of the magisterium has the last say whereas the “written” one is just one of the past components of Tradition.

3. Theology and magisterium

It comes as no surprise to read that “fidelity to the Apostolic Tradition is a criterion of Catholic theology” (32). While research is encouraged in all directions, “dissent towards the magisterium has no place in Catholic theology” (41). The magisterium has been given the charisma veritatis certum (i.e. the sure charism of truth) to which theology must submit (33). The role of theology is therefore to investigate and articulate the faith of the Church, but it is the magisterium that “proclaims the faith and authentically interprets it” (38).

Theology Today offers an honest sketch of what it means doing theology the Roman Catholic way. Dei Verbum and Lumen Gentium (i.e. two foundational documents of Vatican II) are the main pillars as far as the doctrines of Revelation and the Church are concerned. The task of theology lies between the two. The document presents nothing new, but is just a restatement of post-Vatican II magisterial views and concerns.

Leonardo De Chirico

leonardo.dechirico@ifeditalia.org

Rome, 13th March 2012

32. Nuevos cardenales para el próximo Cónclave

 Se puede obtener un posible retrato del próximo Papa.

26 DE FEBRERO DE 2012

 La apertura del Anuario Pontificio no es una tarea fácil. Este grueso libro de más de 2350 páginas contiene toda clase de información sobre quien es quien en el Vaticano y lo que allí ocurre. A pesar de los problemas prácticos para manejarlo es, sin embargo, una mina de información valiosa acerca del centro neurálgico de la Iglesia CR y de la Ciudad del Vaticano.

Por ejemplo, se puede leer que los títulos oficiales del Papa son los siguientes: “Obispo de Roma”, “Vicario de Jesucristo”, “Sucesor del príncipe de los Apóstoles” (o sea, Pedro), “Sumo Pontífice de la Iglesia Universal”, “Primado de Italia”, “Arzobispo y Metropolitano de la Provincia de Roma”, “Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano”. Pero, el último de ellos, “Siervo de los siervos de Dios” está en evidente contraste con la grandeza de los anteriores.

 PODER ABSOLUTO, CON UNA EXCEPCIÓN
 La lista de los títulos papales es un tanto sorprendente y abarca los oficios religiosos, las labores políticas y las responsabilidades organizativas. El Papa es uno de los últimos ejemplos de soberanía absoluta . Los poderes ejecutivo, legislativo y jurídico están todos concentrados en su persona. Hasta el día de su muerte, el Papa será el Papa.  La única restricción de su poder es que no puede elegir a su sucesor . En otras palabras, el papado no es una dinastía familiar.  Esta tarea se reserva al Colegio de cardenales electores , o sea, los cardenales que tienen menos de 80 años, quienes se reúnen en “cónclave”(del latín  cum clave,  es decir, cerrados con llave) en la Capilla Sixtina para votar al nuevo Papa.

 Esto no quiere decir que el Papa reinante no influya en el voto para la elección del siguiente. En realidad, juega un papel estratégico, aunque él no estará presente (¡). De hecho, el Papa tiene la autoridad para seleccionar a los nuevos cardenales. De esta forma, al elegir a los nuevos “príncipes” de la Iglesia CR, constituye el Colegio que elegirá a su sucesor . Esto le da un influencia real, si bien indirecta en el proceso de selección del siguiente Papa.

 Si se analizan a los miembros elegidos del Colegio (o sea, su peso espiritual y su procedencia eclesiástica) es posible, por tanto, describir una imagen bastante precisa y verosímil de quien será el sucesivo papa .

 LOS NUEVOS CARDENALES “DEL NORTE”
El 18 de Febrero, el Papa Ratzinger “creó” (éste es el verbo técnico) 22 nuevos cardenales, aunquesólo 18 de ellos llegarán a ser parte del Colegio elector debido a que tienen menos de 80 años. El Colegio está compuesto pues de 125 cardenales, un número que disminuirá en un corto espacio de tiempo ya que algunos de sus miembros cumplirán pronto 80 años y, por tanto, quedarán excluidos del mismo.

 Demos una ojeada al mapa geográfico del Colegio. Lo más interesante es la proporción entre las macro-regiones . Por una parte, hay  67 europeos  (más de la mitad del Colegio), y  si a éstos añadimos los norteamericanos y el único de Oceanía, el número de cardenales procedentes de la parte Norte del globo es de 83 sobre 125 . Por la otra parte,  los cardenales latinoamericanos, africanos y asiáticos son sólo 41 .

Casi dos tercios del Colegio vienen de las poderosas y antiguas iglesias fundadas en Occidente, aunque la mayoría de estas iglesias se enfrentan actualmente a una fase de declive de larga duración. Únicamente un tercio del Colegio llegan de iglesias del Sur que son más jóvenes, menos tradicionales, quizás más pobres, pero que están creciendo en términos tanto de práctica como de vocaciones al sacerdocio.

 Por lo tanto, en el Colegio está ahora mejor reflejado el rostro “más antiguo” de la Iglesia CR que su “nuevo” perfil . Es un Colegio con una distintiva fisonomía “Ratzingeriana”. ¿Significa esto que el Papa Ratzinger desea que su sucesor sea un Papa del Norte que compartirá su énfasis en el llamado a los Países Occidentales para que retornen a la Iglesia CR? ¿Quiere esto decir que el Occidente secular será el primer tema en la agenda del próximo Papa como lo es en la de Benedicto XVI?

 EL PODER DE LA CURIA
 La otra característica notable a considerar es el papel de los cardenales electores. Después de la creación de los 22 nuevos, 44 de ellos pertenecen ahora a la Curia Romana. Dicho de otra forma, son personalidades eclesiásticas de alto rango que viven en Roma y dirigen varios departamentos vaticanos, pero que no tienen funciones pastorales directas.

 Ellos aportan a la Iglesia una perspectiva más “romana” que “católica” (o sea, universal). Mientras que los obispos de todo el mundo tienen una experiencia de primera mano en conducir una iglesia, incluso en la parroquia y en las organizaciones a nivel de base, la Curia Romana tiene una cultura autoreferencial más “política”.

Hablando en términos generales, son más hábiles diplomáticos que predicadores y pastores. Su pericia está más en el derecho canónico que en la misionología.

 Sumando estos dos indicadores, se puede obtener un posible retrato del próximo Papa : un cardenal del Norte con un alma distintiva “romana”. Es posible que el siguiente Papa sea totalmente diferente, pero al menos su descripción corresponde muy bien al pronóstico de Benedicto XVI.

 Traducción: Rosa Gubianas

 

32. New Cardinals for the next Conclave

Opening the Pontifical Yearbook is not an easy task. This thick book of more than 2350 pages contains all sorts of information about who’s who in the Vatican and what happens there. Despite the practical problems of handling it, it is nonetheless a mine of precious information about the center of the RC Church and the Vatican city.

For example, one reads that the official titles of the Pope are the following: “Bishop of Rome”, “Vicar of Jesus Christ”, “Successor of the prince of the Apostles” (i.e. Peter), “Supreme Pontiff of the Universal Church”, “Primate of Italy”, “Archbishop and Metropolitan of the Roman Province”, “Sovereign of the State of the Vatican City”. The last title, “Servant of God’s servants”, is in stark contrast with the grandeur of the previous ones.

1. Absolute Power, with one Exception

The list of papal titles is somewhat astonishing and covers religious offices, political tasks and organizational responsibilities. He is one of the last examples of absolute sovereignty. In his person, the executive, legislative, and juridical powers are all concentrated. Until he dies, the Pope remains the Pope. The only restriction on his power is that he cannot choose his own successor. In other words, the papacy is not a family dynasty. This task is given to the College of electing cardinals, i.e. cardinals who are under 80 years old and who gather in “conclave” (from the Latin cum clave, i.e. locked up with a key) in the Sistine Chapel to vote on the new Pope.

This is not to say that the reigning Pope does not influence the vote for the election of the next one. Actually, although he will not be present (!), he has a strategic role to play. As a matter of fact, the Pope has the authority to select the new cardinals. So in choosing the new “princes” of the RC Church, he shapes the College that will vote his successor. This gives him a real, albeit indirect influence on the selection process of the next Pope. By way of analyzing the chosen members of the College (i.e. their spiritual weight and ecclesiastical provenance) it is therefore possible to paint a somewhat accurate and likely picture of who the next pope will be.

 

2. The New “Northren” Cardinals

On February 18th, Pope Ratzinger “created” (this is the technical verb) 22 new cardinals, although only 18 of them became part of the electing College because they are under 80. The College is then made up of 125 cardinals, a number that will decrease in a short time because some of its members will turn 80 soon and therefore will be excluded from it.

            Let’s have a look at the geographical map of the College. What appears interesting is the proportion between the macro-regions. On the one hand, there are 67 Europeans (more than half of the College), and if we add the North-Americans and the only Oceanian, the number of the cardinals coming from the Northern part of the globe is 83 out of 125. On the other hand, the number of Latin American, African and Asian cardinals is only 41. Nearly two thirds of the College comes from the ancient, established, powerful churches of the West, although most of these churches are currently facing a long-term phase of decline. Only one third of the College comes from Southern churches which are younger, less traditional, perhaps poorer, but are growing in terms of practice and number of vocations to the priesthood.

Thus the College now reflects more the “older” face of the RC Church than its “new” profile. It is a College with a distinct Ratzingerian face. Does it mean that Pope Ratzinger wishes his successor to be a Northern Pope that will share his emphasis on calling the West back to the RC Church? Does it mean that the secular West will be the primary item on the next Pope’s agenda as it is in Benedict XVI’s one?

3. The Power of the Curia

The other interesting feature to consider is the role of the electing cardinals. After the creation of the 22 new ones, 44 of them now belong to the Roman Curia. In other words, they are high ranking ecclesiastical figures who live in Rome and lead various Vatican departments but do not have direct pastoral roles. They bring to the Church a more “Roman” perspective than a “catholic” (i.e. universal) one. Whereas bishops around the world have first-hand experience in leading a church even at the parish and grass-roots level, the Roman Curia has a more “political”, self-referential culture.  Generally speaking, they are more able diplomats than preachers and pastors. Their expertise is more in canon law than in missiology.

            Summing up these two indicators, here is a possible portrayal of the next Pope: a Northern cardinal with a distinct “Roman” soul. Perhaps the next Pope will be totally different, but at least this portrayal corresponds well to Benedict XVI’s own outlook.

 

 

Leonardo De Chirico

leonardo.dechirico@ifeditalia.org

 

Rome, 20th February 2012

31. La Nueva Evangelización y sus silencios

Lo que es llamativo es la ausencia de autocrítica en lo que se refiere a la Iglesia CR.

12 DE FEBRERO DE 2012

 La Nueva Evangelización es la expresión de moda para casi todo lo que sucede en el Vaticano. Lleva camino de convertirse en el eslogan del pontificado de Ratzinger dada la atención que le prestan . Benedicto XVI instituyó un nuevo Consejo Pontificio en 2010 dedicado completamente a la Nueva Evangelización, la cual es mencionada en casi todos sus discursos y se está transformando, lenta pero firmemente, en el tema general de muchos de los proyectos que patrocina el Vaticano.

 El Presidente del departamento vaticano recientemente creado, Mons. Rino Fisichella, acaba de publicar un libro ( La nuova evangelizzazione,  Milán: Mondadori, 2011) donde explica detalladamente el significado de la Nueva Evangelización y ofrece una interesante perspectiva de la dirección que va a tomar esta iniciativa.

Fisichella fue durante muchos años profesor de Teología Fundamental (o sea, la forma CR de definir una disciplina que está entre la Apologética y la Teología Sistemática) y después Rector de la Universidad Pontificia Lateranense, una de las mayores y más prestigiosas instituciones académicas de Roma. Después de pasar gran parte de su vida reflexionando sobre la relación, a menudo turbulenta, entre la fe y el mundo moderno, Benedicto XVI le llamó con el fin de conducir los esfuerzos del Vaticano a la movilización de la Iglesia CR hacia la Nueva Evangelización. De la silla a la plaza, por así decirlo.

 1. LO QUE ES LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Fisichella deja claro que  la Nueva Evangelización es aplicable a aquellos países donde la Iglesia CR está establecida desde épocas antiguas  y donde la primera proclamación del Evangelio resonó hace ya muchos siglos. Reconoce el hecho de que la palabra “evangelización” y el vocabulario que la rodea se han tratado con recelo en los círculos CR debido a su uso y connotaciones “protestantes”. Misión y catequesis fueron los términos preferidos y tradicionales durante mucho tiempo. El lenguaje de la evangelización sólo empezó a utilizarse después del Vaticano II.

 La expresión “Nueva Evangelización” fue acuñada por Juan Pablo II en 1979 y posteriormente logró un significado teológico técnico . Su especificidad tiene que ver con sus receptores, o sea, las masas que han sido bautizadas en la Iglesia CR, pero que han “perdido el sentido vivo de su fe”. El objetivo de la Nueva Evangelización es llamarles a regresar a la  madre iglesia .

 2. POR QUÉ ES NECESARIA LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Fisichella se embarca en el intento de analizar las causas de la transición a una incredulidad práctica. La raíz de la crisis occidental está en la transformación del proceso de secularización en un fuerte movimiento que se dirige hacia el secularismo. El primero es un proceso sociológico que refleja el pluralismo, el último es una nueva religión dogmática que es anti-cristiana. Esta nueva postura olvida la rica “síntesis entre el pensamiento greco-romano y el cristianismo” y lo reemplaza por una ideología de indiferencia religiosa y relativismo. En un enérgico comentario,  Fisichella arguye que “la patología que aflige hoy al mundo es cultural” y no se puede atribuir por completo al secularismo.

Esta es una lectura estándar de las tendencias culturales de Occidente a partir de un punto de vista tradicional.  Lo que es llamativo en la, por lo demás, matizada reconstrucción de Fisichella, es la ausencia de autocrítica en lo que se refiere a la Iglesia CR.  La carga de la crisis actual se hace recaer únicamente en el secularismo, mientras parece que las iglesias no tienen ninguna responsabilidad. A pesar de que deplora la profunda ignorancia que mucha gente muestra en lo que concierne a los principios de la fe cristiana, pasa por alto un punto, que es bastante obvio, sobre quien tiene la culpa de ello, posiblemente en parte, pero no por ello menos verdadera.  ¿Estamos seguros de que las iglesias europeas no tienen ninguna responsabilidad en la crisis cultural y espiritual de hoy en día, especialmente cuando muchos países pretenden tener el 70%, 80%, 90% de bautizados?  ¿No hay algo incorrecto en su teología de iniciación cristiana? ¿No hay un problema en su impacto catequístico? ¿No existe algo torpe en su testimonio del Evangelio?  Finalmente, ¿están las iglesias libres de culpa en la confusión espiritual de Occidente? Pues Fisichella, esta cuestión ni tan siquiera la menciona.

 3. NUEVA EVANGELIZACIÓN… NUEVO HUMANISMO
La NuevaEvangelizaciónes necesaria porque Occidente ha dado la espalda a sus raíces cristianas y ya es hora de revertir la marea.  Según Fisichella, el campo de batalla es cultural, el asunto en juego es antropológico, la labor que la iglesia tiene delante es fomentar un Nuevo Humanismo, es decir, una síntesis más avanzada entre los valores cristianos y el patrimonio greco-romano a través del redescubrimiento de las virtudes de cohesión por parte de los cristianos. La Nueva Evangelización será un medio para lograr este ambicioso objetivo, al cual Benedicto XVI se adhiere totalmente y lidera de forma proactiva.

 Hasta este punto, la explicación de la Nueva Evangelización no contiene palabras bíblicas cruciales, tales como el arrepentimiento de los errores presentes y pasados, la confesión del pecado o la conversión a Jesucristo . Y si alguna Nueva Evangelización quiere dar frutos, no hay otro camino que el bíblico.

 Traducción: Rosa Gubianas